
Por Medicina Responsable
14 de noviembre de 2025En España hay más de cinco millones de adultos con diabetes y, de ellos, más de la mitad padecen también obesidad. Esto supone una incidencia del 14,8% de la población adulta, según los últimos datos de la International Diabetes Federation. Más allá del control del azúcar en sangre y su estrecha vinculación con el aumento de peso, la diabetes es una patología que impacta en múltiples dimensiones de la vida de los pacientes, con una amplia variedad de manifestaciones físicas, pero también psicológicas.
“Cuando abordamos la obesidad no sólo buscamos una reducción de kilos sino también una mejora del perfil metabólico, y lo vemos reflejado en un mejor control de la glucosa, menor necesidad farmacológica y una calidad de vida mayor”, sostiene el doctor Carlos Cáceres, médico especialista en Yazen. Por este motivo, sociedades científicas y especialistas abogan por un enfoque multidisciplinar que combine pérdida de peso, nutrición adecuada, actividad física y seguimiento médico especializado, ya que esto puede modificar la trayectoria de ambas enfermedades.
Además, la vertiente emocional es un aspecto que, con frecuencia, sigue siendo infravalorado o directamente obviado en el abordaje de la diabetes. Por eso, y aunque la diabetes suele asumirse generalmente como una patología médica, puramente biológica, “es el ejemplo claro de cómo debe entenderse una patología desde el punto de vista bio-psico-social”, subraya Francisco Javier Hurtado Núñez, del Centro de Especialidades Psicológicas (Sevilla), quien considera que “la diabetes debe ser afrontada teniendo en cuenta siempre, además de la parte clínica o biológica, aspectos psicológicos, emocionales y sociales”.
Este impacto social y psicológico se pone especialmente de manifiesto en el ámbito laboral, donde todavía persisten barreras y prejuicios. En algunos casos, afirma el presidente de la Fundación de la Sociedad Española de Diabetes (FSED), el doctor Antonio Pérez, “se producen limitaciones injustificadas o falta de adaptación de los puestos de trabajo, lo que refleja la necesidad de una mayor sensibilización en el ámbito empresarial y social”. También existen déficits de información y formación dentro de las organizaciones y los servicios de prevención de riesgos laborales, lo que dificulta la adopción de medidas de apoyo adecuadas. Por ello, desde la FSED se exige que “la administración pública y las organizaciones empresariales avancen en políticas que impulsen la inclusión laboral efectiva, desarrollando protocolos claros de prevención, acompañamiento y adaptación, y fomentando la formación en salud laboral y diabetes.
En diabetes, desde hace unos años, el tiempo en rango (TIR) es un concepto básico para entender el manejo de la glucemia. Cuanto mayor tiempo en rango de la glucemia, mejor para la persona y la prevención de complicaciones a largo plazo. Partiendo de este hecho, el psicólogo Francisco Javier Hurtado apunta que “valorar sólo el TIR glucémico no es suficiente para saber si una persona tiene calidad de vida en su día a día”. Tal y como aconseja, “tenemos que asegurarnos que en consulta se haga un seguimiento del TIR glucémico, pero también del TIR-Emocional”.
Y es que, generalmente, la esfera emocional de la persona con diabetes pasa desapercibida en consulta. “Aunque siempre hay excepciones, normalmente con el poco tiempo que se tiene en consulta casi el 100% del mismo se usa para la evaluación clínica, revisión de analíticas, etc.", expone el psicólogo clínico y experto en Educación diabetológica, Francisco Javier Hurtado. Este descuido de los aspectos emocionales redunda en una pérdida de esa visión global del paciente que es necesaria implantar Y, por lo tanto, en la consulta no se valora emocionalmente a la persona con diabetes, de forma que se pierde la visión global del paciente y hace que no se tengan en cuenta factores "que están influyendo en su mejor o peor nivel de resultados clínicos”.
Aunque son muchas las posibles implicaciones emocionales de la diabetes, se resalta sobre todo que tener esta patología aumenta notablemente la posibilidad de presentar depresión, ansiedad, problemas del suelo, distrés o, incluso, trastornos de la conducta alimentaria. A ello contribuyen, entre otros factores, la exigencia diaria, la atención constante, la preocupación y/o el cansancio que supone convivir con una condición crónica.