Por Julia Porras
16 de noviembre de 2023Según el último informe de la Sociedad Española de Oncología Médica, el cáncer de pulmón es el tercer cáncer más diagnosticado en España con alrededor de 30.000 casos este año. Además, es el responsable del mayor número de muertes por cáncer, alcanzando casi un 20%.
El tabaquismo es el principal agente causal relacionado con el cáncer de pulmón. El riesgo de que el tabaquismo lleve a desarrollar este tipo de cáncer es mayor para las personas que fuman en grandes cantidades o durante períodos más prolongados. De hecho, aproximadamente, el 80% de los pacientes que desarrollan un cáncer de pulmón tiene una historia previa de tabaquismo. En las últimas décadas se ha observado además un claro incremento tanto en incidencia como en mortalidad en mujeres debido a la incorporación al hábito tabáquico más tardío en las décadas de los 70 y 80. Otros agentes relacionados con el cáncer de pulmón, especialmente en pacientes no fumadores, aparte del tabaquismo pasivo es la exposición al radón (gas inerte y sin olor derivado de las zonas rocosas de determinadas áreas geográficas españolas) y los antecedentes familiares.
Existen dos tipos principales de cáncer de pulmón: de células no pequeñas (85% de los casos) y de células pequeñas o microcítico en (en el 15% de los casos). El término "célula pequeña" se refiere al tamaño y a la forma de las células cancerosas que se ven en el microscopio. “Es importante que los médicos reconozcan la diferencia entre estos dos tipos de cáncer porque cada uno se tratará de forma diferente”, asegura el doctor Jordi Remon, oncólogo médico en el Institut Gustave Roussy de Paris.
Dentro del cáncer de pulmón de células no pequeñas se distinguen dos grandes grupos, los de histología escamosa y los subtipos no escamosos o adenocarcinomas. “Esta diferenciación es relevante a la hora de decidir el tratamiento, cuando se precisa quimioterapia en estadios avanzados”, asegura el doctor Remon.
Las personas con cáncer de pulmón, a menudo, experimentan determinados síntomas, aunque no siempre es así, y pueden ser semejantes a los de otras enfermedades benignas, por lo que en muchas ocasiones la enfermedad puede pasar inadvertida, lo que justifica que en casi dos tercios de los pacientes se diagnostique cuando el cáncer ya tiene metástasis.
Los principales síntomas son cansancio, pérdida de apetito, tos seca con o sin flema, tos con sangre en el esputo, dificultad para respirar (disnea) y dolor cuando afecta a estructuras óseas. Además, pueden aparecer otros síntomas derivados de la posible metástasis (invasión a distancia en otras localizaciones del cuerpo, como en los ganglios linfáticos, pulmones, huesos, cerebro, hígado, y glándulas suprarrenales).
Los médicos utilizan muchas pruebas para diagnosticar el cáncer y determinar si ha invadido otros órganos. Sin embargo, la clave para tratarlo con eficacia es la detección precoz.
Existen dos estudios que han demostrado que el scanner o TAC pulmonar en población de riesgo (pacientes fumadores importantes) puede detectar de forma precoz el cáncer de pulmón y reducir el riesgo de muerte, de hecho, asegura el doctor Remon, “ya disponemos de datos esperanzadores con el cribado del cáncer de pulmón en población de alto riesgo con TC de bajas dosis, logrando una reducción en la mortalidad”.
En cuanto al diagnóstico, es importante que este sea de extensión, es decir, determinar qué órganos aparte del pulmón están afectados y el tipo histológico de cáncer de pulmón para poder realizar una decisión terapéutica correcta. Por todo ello, el proceso diagnóstico es muy relevante y a veces requiere de múltiples pruebas diagnósticas como una radiografía de tórax, una analítica general o un TAC o escáner torácico y abdominal que permite evaluar el cáncer de pulmón y su extensión o no a los ganglios linfáticos regionales (de su alrededor) así como evaluar si existen metástasis a distancia. Otras pruebas pueden ser un PET o tomografía, una biopsia del tumor o ganglio para establecer qué tipo de carcinoma es y una broncoscopia.
Las estrategias de tratamiento para este tipo de tumor son variadas pero, generalmente, estos cánceres son tratados con cirugía, considerando procedimientos endoscópicos, radioterapia, incluyendo técnicas de radiocirugía o quimioterapia, incorporando el tratamiento de mantenimiento, pero, sobre todo, hay que destacar el desarrollo en los últimos años de la inmunoterapia y terapias dirigidas contra dianas moleculares. De hecho, en la enfermedad localmente avanzada, la inmunoterapia ha demostrado ser capaz de prolongar la supervivencia de los pacientes tratados de forma concurrente con quimioterapia y radioterapia, como un tratamiento de consolidación. Por su parte, en la enfermedad localizada, un estudio recientemente publicado ha demostrado ser capaz de retrasar la aparición de la enfermedad tumoral en aquellos pacientes operados y que han completado un tratamiento de quimioterapia adyuvante.
Por otro lado, el avance en la identificación de dianas moleculares en el cáncer de pulmón ha conseguido que en el momento actual podamos hablar de medicina de precisión, con el desarrollo de multitud de fármacos dirigidos, que han cambiado la historia natural de la enfermedad de muchos pacientes.