Por Andrea Martín
21 de noviembre de 2023La Covid persistente y sus más de 200 síntomas afectan a entre el 10% y el 15% de la población, provocando en sus pacientes síntomas como la pérdida del gusto y del olfato, fatiga crónica, dolores musculares, dolor de garganta, hormigueo en las articulaciones y sensación alterna de frío y calor. En España más de 1.2 millones de personas sufren síntomas de Covid persistente después de haber sufrido la infección. En ocasiones son enfermos que han pasado la enfermedad de forma leve o moderada por lo que la afección posterior les incapacita en muchas ocasiones de la vida.
Un equipo de investigadores del centro Jefferson Health en Filadelfia (Pensilvania) ha logrado devolver el sentido del olfato a un grupo reducido de pacientes con Covid persistente. Para ello, han utilizado un tratamiento mínimamente invasivo, con una inyección, que se presentará la próxima semana en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA).
La parosmia, una afección en la que los olores se tornan desagradables y el olfato deja de funcionar correctamente, es un síntoma de la Covid que afecta en torno al 60% de los afectados. "La parosmia post-Covid es común y cada vez más reconocida", afirma el autor principal del estudio, Adam C. Zoga, profesor de radiología musculoesquelética en Jefferson Health. "Los pacientes pueden desarrollar odio por los alimentos y bebidas que antes disfrutaban".
A pesar de que muchos logran recuperar el olfato, la gran mayoría sigue padeciendo síntomas de Covid persistente durante meses o incluso años, repercutiendo negativamente en sus vidas. Para poder solucionar este problema, los investigadores evaluaron un nuevo tratamiento bloqueando los ganglios estrellados, una estructura nerviosa, situada entre la unión de la primera costilla con la primera vértebra torácica, que regula los procesos involuntarios del cuerpo como la frecuencia cardiaca o la respiración.
El procedimiento, que dura apenas 10 minutos y no necesita sedación, se basa en el bloqueo del ganglio inyectándole un anestésico, directamente en un lado del cuello, para estimular el sistema nervioso autónomo regional. Este procedimiento se ha utilizado con diversos grados de éxito para tratar una serie de afecciones, incluidas las cefaleas en racimos, el dolor del miembro fantasma, los síndromes de Raynaud y Meniere, la angina y la arritmia cardíaca.
Los resultados del estudio mostraron como 22 personas de 37 a las que se le hizo un seguimiento notaron una mejoría de los síntomas una semana después de la inyección. De esos, 22, 18 informaron de una mejora progresiva después de un mes y, a los tres meses, los síntomas mejoraron en el 49% de ellos.
26 pacientes volvieron para recibir una segunda inyección en el otro lado, tras seis semanas de haber recibido la primera. Si bien la segunda inyección no fue eficaz en los pacientes que no respondieron a la primera inyección, el 86% de los pacientes que informaron alguna mejoría después de la primera inyección también lo hicieron después de la inyección contralateral. Además, no se informaron complicaciones ni eventos adversos. "Otros tratamientos han fracasado hasta la fecha. Esta inyección está funcionando", concluye Zoga.