Por Virginia Delgado
8 de octubre de 2024Cuando hablamos de salud, los rasgos biológicos de los hombres y mujeres no son lo único que les diferencia. Hay otras circunstancias que, en este ámbito, provocan una brecha entre ambos sexos.
En la actualidad, la atención médica que reciben no es totalmente equitativa y tampoco se consideran iguales en los ensayos clínicos, donde la participación es casi exclusivamente masculina. Por ello, es necesario impulsar un nuevo enfoque al modelo asistencial y sensibilizar, no sólo a los profesionales sanitarios, sino también a las organizaciones académicas y asistenciales, a la administración, a pacientes y a empresas del sector. “Creemos en el impulso de la salud con perspectiva y en la colaboración entre todos los agentes. Solo así, trabajando juntos, podremos generar cambios reales para ellas y, por tanto, para toda la sociedad. Estamos hablando de incidir en la salud del 50% de la población”, ha subrayado Juan Vera, director general de Organon en España y Portugal, durante la presentación del proyecto MIRADA, un nuevo enfoque al modelo asistencial centrado en las mujeres.
Formar al colectivo sanitario en dimensión de género es primordial para reducir las distancias entre sexos en la práctica clínica. Los expertos recomiendan elaborar documentos y protocolos en cada especialidad, impartir cursos y talleres, realizar simposios con enfoque de género y poner foco en los programas de formación de los Grados de Ciencias de la Salud. “Hay que hacer énfasis en el profesorado, revisar la literatura científica”, ha explicado Cristina González Hernández, matrona en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y presidenta de la Asociación Madrileña de Matronas.
En la investigación también se debe incidir. Ya que en los ensayos clínicos participan mayoritariamente hombres, se hace necesario impulsar una mayor inclusión de las mujeres. De esta manera, se podrán abordar de forma más eficaz las diferencias tanto en la respuesta a los medicamentos como en sus efectos adversos. “De esta infrarrepresentación no se habla. Es necesario aportar una mirada diferente a la población y a los organismos políticos para que puedan valorar y evaluar y, así, ayudar más a la investigación en esta línea”, ha explicado Ana Rodríguez Cala, consultora de Proyectos estratégicos, Calidad, RSC y Agenda 2030 y emérita en el Instituto Catalán de Oncología.
Además de en la formación de los profesionales sanitarios y en la investigación, los expertos recomiendan abordar la brecha de género en la salud en las cuatro fases de la asistencia sanitaria: prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento. “Perfeccionar la asistencia sanitaria y ajustar los protocolos de forma personalizada convierten a los profesionales en motores para la mejora continua en la atención de salud”, ha comentado la profesora María Teresa Ruiz Cantero, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alicante.
En cuanto a la fase de la prevención, aconsejan no solo centrarse en enfermedades de mujeres, como el cáncer de mama o de cuello de útero, también en las cardiovasculares. “Son la primera causa de mortalidad en ellas y, sin embargo, hay pocos programas de concienciación sobre cómo afectan al sexo femenino”, han subrayado los especialistas. También, insisten en estudiar los factores de riesgo por separado, ya que afectan en distinto grado a hombres y a mujeres.
En la etapa de diagnóstico destaca la escasa participación de las mujeres en los programas de cribado. “Las cargas familiares y la dificultad de concienciación reducen su implicación. Nos descuidamos a nosotras mismas porque cuidamos de otros”, ha comentado la matrona. Por otra parte, existe un retraso en los diagnósticos. “En los cánceres, la demora de las mujeres respecto a los hombres es de dos años. En la diabetes, de cuatro. Falta mucho por hacer”, ha manifestado la doctora María Estrella López Pardo, subdirectora de Humanización, Calidad y Atención a la Ciudanía del Área Sanitaria de Ferrol en el Servicio Gallego de Salud (SERGAS).
En cuanto a la fase de tratamiento, se aconseja tener en cuenta el sexo y el contexto vital del paciente, además de la edad. De nuevo, aquí se incide en una mayor representación de las mujeres en los ensayos clínicos para evitar secuelas desfavorables. Según el U.S. Government Accountability Office (GAO) (institución de Estados Unidos de control externo), ocho de cada diez medicamentos de prescripción retirados del mercado, entre 1997 y 2000, fueron por presentar mayores riesgos para la salud en ellas que en ellos.
Finalmente, en la última etapa de la asistencia sanitaria, el seguimiento, los expertos coinciden en que, aunque las mujeres suelen ser más receptivas al apoyo, presentan dificultades para asistir a citas regulares por circunstancias como el cuidado de familiares o la falta de autonomía en la toma de decisiones. “La telemedicina y la asistencia a domicilio son una buena solución. Hoy no se concibe una atención sanitaria completa sin las nuevas tecnologías. Permiten personalizarla, no obstante, no van a sustituir el trato humano”, ha explicado el farmacéutico Héctor Castro Bernardino, expresidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña.
En este contexto, la compañía Organon ha publicado el proyecto “MIRADA, una nueva visión en el modelo asistencial hacia la Salud con Perspectiva”. Un documento que, como explica la doctora María Jesús Cancelo Hidalgo, subdirectora del Departamento de Cirugía y Ciencias Médicas y Sociales en la Universidad de Alcalá y jefa de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario de Guadalajara, “es una llamada de atención, realizada desde diferentes sectores, para la mejora y la equidad de la asistencia e investigación de la salud de la mujer”.
“La brecha de género en salud no se produce por las diferencias biológicas, sino por cómo tratamos esas diferencias”, ha señalado durante la presentación del trabajo Pedro Gullón, director general de Salud Pública y Equidad en Salud en el Ministerio de Sanidad.
En su redacción ha trabajado un amplio equipo de expertos en varias especialidades clínicas y gestoras, que han aportado, desde una visión de género, varias recomendaciones. “Este documento se ha realizado a partir de un análisis de situación y de las áreas de mejora detectadas. Aportamos propuestas de acción en distintos aspectos del proceso asistencial”, han explicado los especialistas.