Por Julia Porras
15 de diciembre de 2023Es hora de hacer balance del año, también en ciencia y medicina. La prestigiosa revista Science ha elegido como el avance científico más importante de 2023 el desarrollo y descubrimiento de los medicamentos agonistas del receptor de GLP-1 o inhibidores de la SGLT2. Estos fármacos han supuesto un hito muy importante en el abordaje de la obesidad.
Ozempic, Saxenda o Wegoby, del laboratorio Novonordisk, o Mounjaro, de Lilly son algunos de los fármacos que se encuentran entre esta categoría y se han hecho muy populares en los últimos meses, llegando incluso al desabastecimiento, a causa de su alta demanda.
Desde hace años muchos especialistas los prescriben para tratar la obesidad y sus secuelas, ya que algunos consiguen reducir hasta el 15% del peso del paciente. Incluso las redes sociales los han convertido casi en “productos milagrosos” para perder peso.
Ante esta situación, los expertos recuerdan que la obesidad no es una cuestión solo de perder peso o de ausencia de fuerza de voluntad de los enfermos, sino que es una enfermedad crónica y recurrente, con una elevada mortalidad cardiovascular, cáncer y otras enfermedades asociadas, basada en exceso de tejido graso y, por tanto, con efectos muy negativos para la salud. Este exceso de tejido puede ser debido a factores genéticos, biológicos, psicológicos, ambientales, socioeconómicos, factores todos ellos que pueden llevar a alteraciones del control del apetito a nivel cerebral y del metabolismo.
Que haya surgido la necesidad de usar estos medicamentos para tratar la obesidad ha sido una cuestión de evolución. Así lo cuenta la doctora Andreea Ciudin, endocrinóloga y coordinadora de la Unidad de Obesidad del Hospital Vall d’Hebron para Science Media Centre. “A raíz de los estudios realizados para explicar las respuestas a la cirugía bariátrica (>20% de peso corporal total perdido), los científicos hemos aprendido más sobre la respuesta y los efectos de los péptidos intestinales estimulados por nutrientes (GLP-1, GIP, glucagón) en los pacientes con obesidad y esto, junto con el desarrollo de la inteligencia artificial, ha permitido poder desarrollar en pocos años una amplia batería de medicamentos para obesidad, basados en combinaciones de agonistas de estos péptidos”.
La doctora Ciudin aclara, además, que “hace ya casi dos décadas (desde el año 2005) que la familia de los análogos de GLP-1 se usa para el tratamiento de los pacientes con diabetes tipo 2 que tienen, además, obesidad. A lo largo de los años se han usado varias moléculas que pertenecen a esta familia (exenatida, liraglutida, dulaglutida, semaglutida) con efectos comunes en general de la familia (potencia en el control de la diabetes), pero con algunos efectos distintos, molécula-dependientes, como por ejemplo la potencia en la reducción de peso corporal”.
A partir de ahí se ha abierto una nueva línea de estudios clínicos para evaluar el rol de estos fármacos en la obesidad sin diabetes asociada, dados sus efectos principalmente a nivel cerebral de control de apetito y de tubo digestivo (hacen que el estómago se vacíe de forma más lenta), entre otros efectos a nivel de órganos periféricos (como por ejemplo el hígado, riñón y corazón). Actualmente los análogos de GLP-1 aprobados para el tratamiento de la obesidad, tanto en adultos como en adolescentes, son la liraglutida y la semaglutida. Sin duda alguna, la semaglutida (Weygovy) es con diferencia más potente, pudiendo ver perdidas de peso corporal de aproximadamente el 1 %, un porcentaje histórico que no se había alcanzado nunca con medicamentos, salvo con la cirugía bariátrica, más conocida como “reducción de estómago”. Es importante destacar que estas moléculas no solamente tienen efecto sobre el peso, sino que han mostrado efecto protector cardiovascular y renal, así como a nivel de hígado graso, que son unas de las complicaciones más importantes de la obesidad.
El investigador en epidemiología social y cardiovascular, el doctor Luis Cereijo, de la Universidad de Alcalá de Henares, recuerda que a pesar de la importancia de estos fármacos para los pacientes que sufren obesidad, hay que recordar que la obesidad es una enfermedad que está relacionada con varios factores, que también se pueden prevenir. “El desarrollo de agonistas del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) ha permitido el diseño de fármacos que nos ofrecen un abordaje clínico en casos particulares donde el sobrepeso debe ser tratado de forma urgente para reducir riesgos relacionados con la morbilidad cardiovascular. Sin embargo, el tratamiento farmacológico no es una solución para el problema poblacional de la obesidad. La obesidad solo puede ser abordada desde un marco multifactorial que mejore las condiciones de vida de las personas”.
De hecho, la ciencia lleva décadas señalando la desigualdad como uno de los factores fundamentales de la obesidad. Según datos de la Encuesta Europea de Salud en España de 2020, el 24% de personas de bajo nivel socioeconómico viven con obesidad, mientras que entre las personas de mayor nivel la prevalencia es solo del 9%.
La prestigiosa revista también ha destacado los avances en la lucha contra el Alzheimer, concretamente un anticuerpo monoclonal antiamiloide, lecanemab, aprobado en EEUU y Japón, y otro similar, donanemab, pendiente de ser autorizado.
Por último, destaca también los esfuerzos realizados a nivel global contra la malaria, sobre todo gracias a las nuevas vacunas.