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Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal

Del parto sin asistencia a la cirugía robótica: así se divide la salud mundial según Rosling

El modelo de Hans Rosling permite comparar la evolución de la medicina en distintos países y revela por qué millones de personas siguen sin acceso a servicios básicos mientras otros sistemas gestionan enfermedades crónicas y alta tecnología

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Del parto sin asistencia a la cirugía robótica: así se divide la salud mundial según Rosling
Foto de Jonathan Borba. Pexels

Por Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable

12 de diciembre de 2025

En un momento en el que la equidad en el acceso a la salud vuelve a situarse en el centro del debate internacional, resulta esencial comprender cómo se distribuye realmente el progreso sanitario en el mundo y por qué persisten brechas tan profundas entre países. La evolución histórica de los sistemas médicos muestra que las diferencias en mortalidad, calidad asistencial y disponibilidad de recursos no son fruto del azar, sino de modelos de desarrollo profundamente desiguales. 

En este contexto, el análisis de los cuatro niveles de Hans Rosling aporta una estructura útil para comprender el progreso social y sanitario mundial, especialmente desde la óptica de la historia de la medicina. Cada nivel representa no solo distintos grados de desarrollo económico, sino también profundas diferencias en mortalidad, acceso, tipo y calidad de los servicios médicos. La división en niveles facilita entender cómo las intervenciones médicas y los sistemas de salud evolucionan y responden a las necesidades específicas de cada contexto socioeconómico.

Los cuatro niveles de Rosling

Hans Rosling, médico y estadístico sueco, propuso una clasificación del mundo en cuatro niveles de desarrollo basado esencialmente en el ingreso diario per cápita. Este marco busca superar la antigua dicotomía simplista entre “países ricos y pobres”, mostrando una imagen mucho más matizada de las condiciones de vida a nivel mundial. Los niveles van del 1 (más bajo) al 4 (más alto):

Nivel 1: Ingreso diario inferior a 2 dólares
Nivel 2: Ingreso diario de 2 a 8 dólares
Nivel 3: Ingreso diario de 8 a 32 dólares
Nivel 4: Ingreso diario superior a 32 dólares

Nivel 1: medicina en condiciones de pobreza extrema

En el Nivel 1 la vida transcurre en el umbral de la subsistencia. Aquí la medicina es fundamentalmente de supervivencia, limitada por recursos escasos y marcada por una mortalidad altísima, especialmente infantil y materna. La atención médica formal es casi inexistente o difícilmente accesible. Predominan prácticas tradicionales y remedios caseros. La presencia de profesionales sanitarios es mínima, y los hospitales, si existen, están mal equipados, sin medicamentos ni instrumental quirúrgico adecuado.

Las tasas de mortalidad infantil y materna alcanzan niveles críticos. Enfermedades infecciosas prevenibles (como malaria, tuberculosis, diarrea, neumonía, VIH/SIDA) son las principales causas de muerte. Muchas muertes ocurren por condiciones para las que hay soluciones simples en otros niveles, como la deshidratación, sepsis neonatal o partos no asistidos.

Programas internacionales de vacunación y educación sanitaria han logrado mejoras puntuales (como la reducción de la poliomielitis), pero la falta de saneamiento, agua potable y nutrición sigue condicionando los logros. Históricamente, en este nivel se reproducen patrones presentes en Europa antes del siglo XIX: alta mortalidad, medicina empírica, fuerte dependencia de la beneficencia religiosa y nulo acceso a tecnologías modernas.

Nivel 2: acceso incipiente y persistencia de riesgos

El nivel 2 es el espacio de transición entre la pobreza extrema y la consolidación de estructuras médicas y sanitarias más robustas. Aquí, los sistemas de salud empiezan a ofrecer servicios básicos, aunque aún limitados y con notables deficiencias. Se desarrollan primeros centros de salud y hospitales rurales, a menudo impulsados por iniciativas estatales o agencias internacionales. Los programas de inmunización y atención maternoinfantil ganan presencia. 

La mortalidad infantil y materna disminuye respecto al nivel 1, pero sigue siendo elevada ante enfermedades prevenibles. El acceso a vacunas, antibióticos y atención prenatal mejora las cifras, pero problemas endémicos –malaria, diarrea, tuberculosis– siguen causando estragos. En este nivel se aprecia la emergencia de sistemas de vigilancia epidemiológica y estadísticas vitales, elementos clave en la historia de la medicina moderna. Sin embargo, persiste la falta de acceso equitativo, la escasez de personal cualificado y las crisis humanitarias agudas (hambrunas, epidemias, conflictos).

Históricamente, este nivel recuerda a la medicina rural europea y americana de finales del siglo XIX y primeras campañas de salud pública, cuando la introducción de vacunas y antibióticos comenzó a cambiar el panorama epidemiológico, pero sin alcanzar todavía la prevención universal.

Nivel 3: en vías de consolidación y los desafíos emergentes

En el nivel 3 los servicios médicos se diversifican y expanden, pero conviven aún con desigualdades y retos organizacionales. La sociedad se urbaniza, surgen clases medias, y la atención sanitaria se vuelve más profesional.

Se consolidan hospitales de referencia, clínicas privadas y modernas redes de atención primaria. La cobertura de seguros médicos se expande (aunque no siempre universal) y se implementan sistemas nacionales de salud. Se accede a cirugía, diagnóstico por imagen y maternidad segura.

Las cifras de mortalidad infantil y materna disminuyen drásticamente. Enfermedades infecciosas ya no son la amenaza principal y emergen patologías crónicas (diabetes, hipertensión, cáncer) vinculadas a nuevos estilos de vida y transiciones nutricionales. Persiste la desigualdad en el acceso, tanto entre zonas urbanas y rurales como entre clases sociales. La congestión hospitalaria, la corrupción y la financiación insuficiente plantean retos significativos, dando lugar a debates sobre eficiencia, equidad y sostenibilidad en el financiamiento.

Desde la perspectiva histórica, este nivel marca el inicio de la medicina científica consolidada y la institucionalización de la salud pública, proceso que en Occidente se aceleró tras la Segunda Guerra Mundial con la creación de sistemas nacionales de salud y seguros médicos universales.

Nivel 4: cronicidad y sofisticación tecnológica

El nivel 4 representa el estadio superior de desarrollo sanitario siendo donde se puede ejercer una medicina altamente especializada y tecnológica, centrada en la cronicidad y el envejecimiento poblacional. El acceso es prácticamente universal, garantizado por seguros estatales o privados robustos. Hay abundancia de hospitales de alta especialidad, clínicas con tecnología de punta, médicos altamente capacitados y redes informatizadas de datos. Son frecuentes los programas de prevención para enfermedades no transmisibles, rehabilitación, trasplantes y terapias avanzadas.

Las tasas de mortalidad infantil y materna son bajas; la expectativa de vida es alta. La principal causa de muerte son las enfermedades crónicas: cáncer, cardiopatías, demencias, accidentes automovilísticos, suicidio. Aparecen problemas vinculados a la sobre-medicalización, envejecimiento poblacional y los costos crecientes de la atención. Se debate la ética del acceso a tratamientos costosos, la medicina personalizada y la gestión de recursos escasos en contextos de alta demanda.

Históricamente, este estadio se ha alcanzado en Europa Occidental, Norteamérica y algunos países asiáticos en las últimas décadas, reflejando los hitos de la medicina contemporánea: genómica, trasplantes, cirugía robótica, terapias inmunológicas, medicina digital y gestión eficiente de registros médicos electrónicos.

Comparación histórica y transición entre niveles

La historia de la medicina muestra que el progreso de nivel está mediado por avances técnicos (antibióticos, vacunas, agua potable), políticos (expansión de los estados de bienestar, políticas universales), sociales (educación y urbanización), y económicos (crecimiento sostenido, reducción de la desigualdad). El paso de un nivel al siguiente no es automático, sino resultado de transformaciones profundas y, a menudo, lentas.

Las reformas exitosas de salud pública, la erradicación de enfermedades como la viruela, la masificación de la educación médica y la difusión de tecnologías han sido hitos que permitieron el salto de grandes masas humanas desde los niveles 1 y 2 hacia los niveles 3 y 4. Allí donde esos cambios no han llegado, persisten situaciones de precariedad y mortalidad evitable.

Los cuatro niveles muestran cómo los servicios médicos y la mortalidad son el reflejo de profundas inequidades globales. Desde una perspectiva bioética y de historia de la medicina, la esperanza reside en las estrategias integrales que permitan a más países transitar hacia niveles superiores. 

Rosling proponía una visión optimista, basada en datos históricos, para comprender cómo la humanidad ha mejorado contra las adversidades. Sin embargo, advertía que las transiciones hacia niveles superiores requieren perseverancia, innovación y un compromiso sostenido con la justicia sanitaria.



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