Por Virginia Delgado
22 de julio de 2025“La epidemia silenciosa del siglo XXI”. Así se ha comenzado a denominar a la soledad no deseada. Un problema que multiplica por cinco las probabilidades de desarrollar depresión y ansiedad y que, en España, afecta a tres millones de personas; uno de cada tres mayores.
Para luchar contra ella, la Fundación Bidafarma y la Orden de San Juan de Dios han firmado un convenio de colaboración, cuya primera acción se ha centrado en la formación de farmacéuticos de todo el país para su detección.
María José Daza, directora territorial de Andalucía y Canarias de San Juan de Dios, ha subrayado la importancia de sumar esfuerzos entre entidades. “Humilde, pero también honestamente, pensamos que San Juan de Dios es un puente sólido e histórico entre entidades y la sociedad. Uniendo la fuerza de ambas instituciones, multiplicamos el impacto, resultamos más efectivos y podemos ser más certeros a la hora de construir una sociedad más equitativa”, ha manifestado. Por su parte, Leandro Martínez, presidente de la Fundación Bidafarma, ha señalado que el acuerdo “representa nuestra firme convicción de que la farmacia comunitaria puede y debe estar al servicio de las personas más vulnerables. Colaborar con San Juan de Dios nos permite avanzar hacia una red sanitaria más humana, sensible y comprometida con quienes más lo necesitan”.
Los farmacéuticos reciben la formación a través de la “Guía para el acompañamiento de la soledad no deseada en personas mayores”, que lanzó en 2024 San Juan de Dios en formato on line. En ella, estos profesionales consultan recursos para detectar quienes la sufren, medir la soledad que padecen e intervenir en ellas con un enfoque integral.
“Los farmacéuticos son profesionales sanitarios especialistas en el medicamento, y puede considerárseles un primer eslabón en la Atención Primaria. Tienen una importante labor de detección, ya que reciben las primeras consultas sobre problemas de salud, pudiendo resolverlos o derivar al médico de cabecera si se requiere. Además, realizan un seguimiento del cumplimiento y la evolución del paciente, pudiendo detectar cambios que pasarían desapercibidos en otros espacios. Intervienen en la detección de efectos adversos y educan en la salud, contribuyendo a la creación de pacientes proactivos. Es por ello que, debido a la fácil accesibilidad a la oficina de farmacia, sin previa cita y con gran amplitud de horarios, los pacientes perciben ese entorno de proximidad, confianza y escucha cotidiana”, han explicado desde la Fundación Bidafarma.