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Día Mundial de la Lucha contra la Depresión

La depresión, una enfermedad que afecta no solo a la mente, sino también al cuerpo

Entre el amplio listado de síntomas que provoca esta enfermedad también se encuentran importantes consecuencias físicas y fisiológicas

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La depresión, una enfermedad que afecta no solo a la mente, sino también al cuerpo
Freepik

Por Juan García

13 de enero de 2025

Cuando los problemas psicológicos hacen que la mente no funcione correctamente, el resto del cuerpo también sufre las consecuencias. La literatura latina clásica tenía la célebre cita de “mens sana in corpore sano” que, aunque tenía un sentido religioso en origen, con los años se ha la ha ido reapropiando el refranero popular para describir la relación bidireccional que se establece entre la salud del cuerpo y de la mente. Es una lección que bien se puede aplicar en el caso de la depresión, por lo que Medicina Responsable ha conversado con dos psiquiatras para entender mejor cómo se expresa en el cuerpo esta enfermedad.

La doctora en psiquiatría Julia Cambra enumera la factura física que puede pasar la depresión a los pacientes y que varía en función de “factores como la genética, la gravedad y duración de la enfermedad, el estilo de vida del paciente o si existe comorbilidad con otro trastorno mental u otra enfermedad”. Fatiga, disminución de la energía, enlentecimiento motor y lentitud mental, problemas de atención y concentración, dolores musculares, alteraciones en el sueño, pérdida o aumento de peso o pérdida del deseo sexual son los principales que destaca. A estos se pueden sumar otros como la pérdida de apetito o la astenia producida por el cansancio físico. Esta serie de molestias y dolores puede llevar, en determinados casos, a requerir asistencia de otros profesionales sanitarios como fisioterapeutas para paliarlos. 

La doctora Cambra describe que estas consecuencias físicas repercuten en todos los ámbitos de la vida del paciente “reduciendo el rendimiento laboral, disminuyendo la capacidad de disfrutar de actividades habituales, de cumplir con obligaciones y responsabilidades cotidianas y afectando negativamente a las relaciones interpersonales”. Estas limitaciones y dificultades para cumplir rutinas básicas, a su vez, generan un círculo vicioso que “incrementan el aislamiento y perpetúan el ciclo de la enfermedad”. 

Signos de alerta

Cuando la depresión empieza a manifestarse, las señales que manda el cuerpo en forma de síntomas pueden servir de alerta para quien la padece. La psiquiatra en Centro Creciendo Madrid, Marisol Roncero, apunta que, en la fase inicial, los síntomas pueden ser variados. Entre ellos se encuentran la apatía la desgana: “La  persona empieza a estar mucho tiempo en la cama, no tiene ganas de hacer nada”, explica. Algo que se combina con la propensión al llanto o la irritabilidad. 

Para la doctora Cambra, uno de los momentos clave es cuando aparecen ideaciones suicidas o pensamientos pasivos sobre la muerte, del tipo “, "desearía no despertar mañana" o "si me muero por cualquier enfermedad, no me importaría, así descansaría...". Son ideas que muchas veces se ocultan al entorno cercano, por lo que destaca que es fundamental que los seres queridos presten atención a estos cambios “y los aborden con sensibilidad”.

El abordaje integral y los psicofármacos

La doctora Roncero señala que los síntomas físicos desaparecen normalmente cuando el tratamiento con antidepresivos “es efectivo”. A este respecto, Cambra añade que es primordial complementar la medicación con terapia psicológica y cambios en el estilo de vida para lograr un abordaje integral como objetivo “primordial”. También señala que la actividad física regular y la dieta equilibrada tiene “beneficios importantes” sobre la depresión.

La psiquiatra de Centro Creciendo subraya la importancia de que la persona “no suspenda el tratamiento motu proprio sin consultar con el médico”. Aunque es un proceso lento, hay salida para esta enfermedad. En este camino, hay causas multifactoriales por lo que, “cada caso es particular”, concluye. A grandes rasgos, la doctora distingue entre depresión endógena, asociada a factores genéticos y neurobiológicos, y la adaptativa o adquirida, que se debe a factores externos. 

Por su parte, la doctora Cambra señala que, “aunque muchas personas logran una remisión completa, el riesgo de recaída existe, especialmente si no se abordan los factores desencadenantes, si existen antecedentes familiares de trastorno mental o el paciente ya ha tenido depresiones en el pasado”.

Desterrar los estigmas

La doctora Roncero afirma que aún existen barreras que dificultan que las personas con depresión sean comprendidas por su entorno, con frases como “tienes que poner de tu parte” , que culpabilizan al enfermo y le hacen sentir peor. La existencia de prejuicios y desconocimiento es algo en lo que coincide Cambra, aludiendo al estigma y la falta de empatía como un tratamiento habitual que dificulta que estos pacientes exterioricen su experiencia. Unas barreras que, para Cambra, tienen origen en de la falta de conocimiento sobre la enfermedad y de la percepción de que los síntomas son "superables" con fuerza de voluntad.

Por ello, de cara a facilitar la convivencia de las personas con depresión, la clave pasa por promover la educación en salud mental para que estos mensajes vayan calando entre la población.  



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