Por Juan García
28 de octubre de 2024El mapa de la profesión enfermera dibuja una situación dispar en España con importantes diferencias entre comunidades autónomas debido a la diversidad en la gestión sanitaria autonómica y la compleja demografía de nuestro país, marcada por la despoblación y el envejecimiento. Para el presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), Florentino Pérez Raya, la fotografía del conjunto del país deja un diagnóstico claro: “una alarmante falta de enfermeras”.
Desde el CGE han tratado de cuantificar esta problemática a través de su informe “Radiografía de la profesión enfermera”, en el que señalan que nuestro país es el sexto con menor ratio de enfermeras por habitante en la Unión Europea (UE) y señalan que para paliar este déficit harían falta 123.000 profesionales más. Una cifra que se ha visto incrementada con respecto a los anteriores datos disponibles, cuando establecían que eran necesarias 95.000 profesionales, apuntan desde el CGE.
Esta carencia de profesionales presenta una gran variabilidad entre comunidades, lo cual da lugar a “un desigual acceso a los cuidados enfermeros”, una situación que el presidente del CGE califica de “injusta e inadmisible”. Estos bajos ratios, destaca Pérez Raya, se traducen en “mayores índices de morbilidad y mortalidad, según la evidencia disponible” y que afecta “a la salud mental de los profesionales”.
Actualmente en España hay 306.000 enfermeras en activo, según los datos del informe. Esto da lugar a una ratio de 6,3 enfermeras por cada mil habitantes. Esta cifra contrasta con los indicadores de la OMS, Eurostat y la OCDE, que sirven para comparar con los países de nuestro entorno. Según la media de estas tres fuentes, la ratio en la UE es de de 8,83.
Por comunidades, la única que se sitúa por encima de la media europea es Navarra (8,86). A continuación, las ratios más altas las encontramos en País Vasco (8) y Castilla y León (7,35), mientras que Murcia (4,8), Galicia (5,13) y Comunidad Valenciana (5,49) se sitúan a la cola.
Además de por comunidades autónomas, donde se registran también importantes diferencias en la distribución de enfermeras es entre niveles asistenciales. El 77,7% de enfermeras trabajan en hospitales, mientras que menos del 20% lo hacen en Atención Primaria (AP). En base a esta situación, desde el CGE señalan que sería necesario duplicar las plantillas de enfermería en AP para acercarse a la media europea. “En Europa, el ratio de atención de enfermería familiar es de una por cada mil habitantes, mientras que en España está entre 2.000 y 2.500”, señala el secretario general del CGE, Diego Ayuso. Una situación que es reflejo del modelo “hospitalo-centrista” en el que estamos y que, a juicio de Ayuso, habría que superar para adaptarse a las necesidades asistenciales de la población, marcada por la cronicidad y un mayor protagonismo de la asistencia domiciliaria.
La coordinadora del Instituto Español de Investigación Enfermera, Guadalupe Fontán, matiza a propósito de estas diferencias, que esta adecuación debe hacerse teniendo en cuenta la situación particular de cada región y la “dispersión de la población”.
El relevo generacional es otra de las grandes preocupaciones del sector, con en torno a 50.000 profesionales que van a jubilarse en toda España durante la próxima década. Por ello, Fontán ha destacado la necesidad de apostar por la formación de la universidad. Según los datos del informe del CGE, de las 43.871 personas que solicitaron iniciar los estudios del grado de enfermería durante el pasado curso, solo lo lograron 10.532, algo que, para Fontán demuestra que “no hay un problema de demanda, sino de oferta”.
En el ámbito universitario, desde el CGE también proponen relajar los requisitos para ser docente ya que los consideran “demasiado rígidos”. En este sentido, advierten de la necesidad de renovar los cuerpos docentes, que en la actualidad están conformados por un 42% de formadores con más de 50 años.
Otro desequilibrio que destacan desde el CGE es el balance entre enfermeras emigradas al extranjero y los títulos de extranjeros homologados. Según los últimos datos, casi 1.500 enfermeras solicitaron la documentación para ejercer en el extranjero solo en 2023, una cifra en aumento desde 2020 y que contrasta con el descenso de homologaciones de títulos que se ha producido respecto al año pasado. Fontán señala en este sentido la dificultad de realizar las de profesionales extracomunitarios, ya que los programas formativos varían considerablemente en países de fuera de la UE.
Desde el CGE también han señalado sus principales reivindicaciones para hacer frente a esta falta de profesionales en el sector. “Aunque la situación es prácticamente de pleno empleo, la realidad es que la situación no es buena”, algo que achaca a la precariedad y temporalidad en los contratos. La coordinadora del Instituto Español de Investigación Enfermera reconoce que se ha aumentado la proporción de contratos indefinidos, aunque de forma “insuficiente” para las necesidades actuales.
Las soluciones que proponen pasan por garantizar un mayor desarrollo competencial de las enfermeras a través de las especialidades, que también cuentan con una desigual implementación en las comunidades autónomas. “Solo hay seis especialidades de enfermería reconocidas en España y no se ofertan puestos en todas las comunidades, es algo totalmente insuficiente”, ha destacado Pérez Raya.
“El diseño de los puestos de trabajo se basa en un modelo de los años 80 y hay que cambiarlo de forma urgente”, ha señalado en este sentido el secretario general del CGE. Por ello, insta a tomar nota de las razones que llevan a estos profesionales a emigrar en busca de “mejores condiciones laborales, contratos de larga duración y desarrollo competencial”.