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Así se vivió el apagón en las residencias de mayores: “Nos informamos con el transistor de un anciano"

Según los datos del Gobierno, no se registraron incidentes en ninguna residencia de ancianos de España

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Así se vivió el apagón en las residencias de mayores: “Nos informamos con el transistor de un anciano"

Por Clara Arrabal

30 de abril de 2025

Eva Sánchez estaba en el despacho de la residencia de ancianos que ella misma dirige cuando todos los aparatos electrónicos se apagaron inesperadamente. Adiós a los documentos que estaba escaneando, aunque no por mucho tiempo. El grupo electrógeno solo tardó cinco segundos en devolver a todos los dispositivos la electricidad. De hecho, fue lo que salvó de una jornada algo más problemática de lo que realmente fue para todos los ancianos que allí residen. “El grupo electrógeno y la radio de un residente, que, aunque arcaica, fue mucho más eficaz que tanta digitalización”, exclama risueña.

Esta mujer es la directora de la residencia de ancianos Ballesol Badalona, con una capacidad de 160 camas y dividida en cuatro plantas y que, el pasado lunes 28 de abril, tuvo que hacer frente al gran apagón que sufrió toda España, Portugal y parte de Francia. “Estamos hablando de personas especialmente vulnerables, lentas. Tenemos una tipología de residente bastante frágil. El nivel de dependencia es muy elevado porque no caminan o van con andadores, y tienen graves dificultades funcionales y cognitivas”, apunta Eva Sánchez, que cuenta a Medicina Responsable cómo vivió el gran apagón.

El grupo electrógeno

“Salimos a la calle y vimos que los semáforos de la calle y el hotel de al lado tampoco funcionaban, y después nos enteramos de que fue un apagón a nivel nacional”. Como ella misma cuenta, la estupefacción fue la primera de las sensaciones que sintieron. “Decíamos que esto no era posible, que no podía ser verdad”, explica. Después llegó la incertidumbre y las “teorías conspiranoicas de las redes sociales que poco ayudan”, pero pronto consiguieron hacerse con la radio de un residente. “Gracias a este transistor conseguimos información veraz y dejamos de lado el boca a boca”.

Entonces, fue cuando empezaron a “apretarse un poquito las tuercas” para actuar de la mejor forma posible ante esta situación tan excepcional. Lo primordial para el bienestar de los ancianos era que el grupo electrógeno con el que cuenta la residencia funcionase. “Este es el encargado de proporcionar cobertura a todas las necesidades esenciales que garantizan el funcionamiento normal de la residencia, aunque tiene una vida limitada”, explica la directora del centro. Por ello, decidieron reducir el consumo energético para que durara el mayor tiempo posible. 
Además, remarca que, si el apagón se hubiera producido en invierno, las placas solares que tienen instaladas en el techo del edificio podrían haber permitido encender la calefacción como cualquier otro día.

Necesidades básicas y protocolos

“Algunos usuarios tienen tratamientos de oxigenoterapia, otros utilizan medicamentos que necesitan estar en neveras... Estos sistemas no pueden fallar, por lo que priorizamos lo que nosotros llamamos índices rojos”, explica. Eva se refiere a aquellas necesidades básicas como las cámaras refrigeradoras o los congeladores. “De esta manera conseguimos preservar la materia prima para garantizar la alimentación de los ancianos, y también la texturización para las personas que tienen disfagia”, añade.

Otra de las prioridades de los allí presentes fue el buen funcionamiento de los ascensores. “Son muy importantes para nosotros porque más del 80% de nuestros usuarios no pueden utilizar las escaleras”, explica.

En cuanto al protocolo de actuación que siguió la Residencia Ballesol Badalona, Eva Sánchez afirma que “utilizaron los planes de evacuación establecidos, pero a la inversa”. Esto significa que se trasladó a los ancianos desde las zonas comunes y exteriores de la residencia a sus habitaciones ya que, si los generadores dejaban de funcionar, los usuarios ya estarían listos para dormir y no haría falta utilizar las escaleras en caso de que los ascensores fallaran. “También decidimos servir la cena en las propias habitaciones, así que el máximo contratiempo para algunos usuarios fue que no pudieron ver sus programas de televisión favoritos”, comenta.

El contacto con las familias

Aunque dentro del centro todo se desarrollara con naturalidad y calma, uno de los aspectos que más preocupó a Eva Sánchez fue no poder ofrecer a los familiares de los residentes una información actualizada de lo que allí estaba ocurriendo. “Lo más complicado fue saber que no había manera humana de informar a las familias”, explica la directora.

Algunas de estas, como comenta Eva Sánchez, se aproximaron a la residencia y otras incluso ofrecieron su ayuda. Por ello, la directora, agradecida e incluso conmovida, decidió mandar una carta a los allegados de los usuarios justo en el momento en el que volvieron las conexiones. “Fue lo primero que hice cuando vi que el correo electrónico funcionaba. Quería transmitir calma y seguridad, y explicar cómo nos antepusimos ante una situación de emergencia”, comenta.

En este sentido, Eva Sánchez también hace hincapié en la calidad humana de los empleados de la residencia que “tuvieron una actuación magnífica” y, por supuesto, en la tranquilidad que guardaron todos los internos. “Esta gente que ha sobrevivido a guerras está respondiendo últimamente a muchos hechos históricos... ¡cuando ya han demostrado que son unos verdaderos superhéroes!”.



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