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Jaime, el día del apagón: “Mi madre, dependiente de un respirador las 24 horas del día, podría haber muerto”

El pasado lunes muchas personas dependientes de oxígeno se trasladaron a los hospitales ante el corte de luz. Califica la situación de “caos total”

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Jaime, el día del apagón: “Mi madre, dependiente de un respirador las 24 horas del día, podría haber muerto”

Por Virginia Delgado

29 de abril de 2025

Cuando a las 12:33h. de este lunes Jaime se percató de que no tenía línea telefónica ni internet ni luz, no pensó en la conversación que se había cortado ni en el trabajo que se quedaba pendiente, tampoco en la comida que se podía estropear en el congelador. Su único pensamiento se dirigió a su madre.

Elena tiene 84 años y sufre una insuficiencia cardíaca severa y respiratoria, que le obliga a estar conectada a un aparato de oxígeno las 24 horas del día. Aquel corte de luz podía acabar con su vida si se prolongaba demasiado. Y, aunque nada hacía presagiar que pudiera suceder, Jaime arrancó su coche para recorrer los 18 kilómetros que les separan.

La distancia que hace todos los días en 20 minutos la hizo en hora y media. Y, según pasaban los segundos, su cuerpo se puso en la situación de alerta en la que vive desde hace años.

Por suerte, mientras él miraba nervioso cómo se vaciaba el depósito de la gasolina y las carreteras se colapsaban, a su madre la recogía una patrulla de la Policía para llevarla al hospital más cercano. “Pude hablar con su cuidadora y me dijo que, ante la imposibilidad de que yo llegara y de coger un taxi, los agentes se ofrecieron. Cuando yo llegué a su casa, recogí todo lo que pude; batidos de proteínas, fruta y su medicación”, explica Jaime a Medicina Responsable. Y suerte que tomó esta iniciativa porque a partir de ahí “todo fue un caos”, como lo define.

Dos horas más tarde Jaime pudo reencontrarse con su madre, que ya estaba siendo atendida en el centro hospitalario junto con mucha gente dependiente de oxígeno. “La sala que habilitaron con las balas de oxígeno se llenó enseguida. Continuamente llegaban enfermos en coches particulares, taxis, ambulancias… Llegó un momento en el que los enfermeros se desbordaron y la confusión se adueñó de la situación. La respuesta que recibíamos de ellos era que no tenían información y que la gerencia del hospital estaba reunida”, comenta Jaime.

Al ver las circunstancias, propuso al equipo médico que le facilitaran una bala de oxígeno para poder llevarse a su madre a casa y “liberarles”. “No daban la medicación a los enfermos. Nos decían que no podían medicar a los que habían llegado, sólo a los ingresados. Tampoco había camas para todos. Era el caos total. Finalmente, me cansé y decidí subir a gerencia”, señala. Jaime salió del despacho desencantado y con una conclusión: “Los protocolos sanitarios están muy bien, pero van en contra de la salud de las personas”, sentencia.

La solución que le dieron en el hospital ante la negativa de entregarle una bala de oxígeno fue llamar a una empresa distribuidora para llevarla a su domicilio. Y, con esta llamada, comenzó su segunda odisea. “Sus teléfonos fijos funcionaban, también los que tenían habilitados para urgencias, pero no contestaban. Llamé a varias compañías y ninguna dio la asistencia esperada para una situación de emergencia de estas características. Si hubiera dependido de ellas, mi madre hubiera muerto”, manifiesta.

Cuando, al fin, consiguió hablar con una de ellas y le dijeron que sobre las 11 de la noche tendría una bombona en casa, Jaime decidió regresar con su madre. “No quería dejarla en el hospital en una silla y sin dormir. El problema fue que no llegó la bala de oxígeno hasta las 2 de la madrugada. Por suerte, había conseguido cargar el aparato portátil cuando se restableció la corriente eléctrica”, dice.

12 horas después de volver a la relativa normalidad, Jaime considera que ante situaciones excepcionales como la que se ha vivido en España también se pueden tomar soluciones excepcionales. “Hay un cisco protocolario que deja morir a las personas. Los protocolos son muy estancos y generan ineficiencias que son inhumanas. Van en contra del objetivo que persiguen”, concluye.

El drama por el que pasó este lunes Jaime se ha vivido en cientos de hogares españoles y en residencias de mayores. Muchas personas acudieron a los hospitales pidiendo bombonas de oxígeno y se volvieron con las manos vacías. Mientras, allí se habilitaron salas para atender a estos pacientes dependientes y muchas colapsaron.

Este martes la Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid 112 (ASEM 112) ha declarado que se atendieron a “todos los pacientes de oxigenoterapia y ya se encuentran en sus domicilios”.

 



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