Por Juan García
22 de abril de 2024Con frecuencia se dice que el deporte es capaz de sacar lo peor de nosotros mismos. Las habituales discusiones e intercambios de insultos que suelen reinar entre los espectadores de deportes como el fútbol, como lugar de desahogo de nuestras frustraciones y bajos instintos, dibujan un clima que, a priori, parece poco favorable para el bienestar mental. Sin embargo, un equipo de investigadores de la Universidad de Waseda (Japón) ha demostrado a través de un estudio los efectos beneficiosos para la salud que tiene la visualización de espectáculos deportivos.
La emoción de las victorias en el último minuto, la fraternidad espontánea que surge entre los simpatizantes de un mismo equipo o la expectación que generan los himnos de los clubes y competiciones deportivas…más allá de las decepciones y los episodios de nerviosismo, ver un evento deportivo genera numerosas sensaciones positivas que este grupo de investigadores japoneses se propuso analizar. Si bien los efectos beneficiosos de practicar deporte son harto conocidos, la evidencia sobre estos beneficios cuando se nos limitamos a verlo es más limitada. Se sabe que ver deportes, especialmente en reuniones grandes, va más allá del entretenimiento. Este sentido de conexión no sólo hace que las personas se sientan bien, sino que también beneficia a la sociedad al mejorar la salud, aumentar la productividad y reducir la delincuencia.
La investigación de la Universidad de Waseda se estructura en tres estudios. En el primero de ellos, los investigadores analizaron datos a gran escala disponibles públicamente sobre la influencia de ver deportes en 20.000 residentes japoneses. Los resultados de este estudio confirmaron el patrón actual de elevado bienestar asociado con la visualización regular de deportes. Sin embargo, este estudio se vio limitado por su incapacidad de proporcionar una visión más profunda de la relación entre el consumo de deportes y el bienestar.
Un desafío importante en la investigación del bienestar es la naturaleza subjetiva de los procedimientos de medición, lo que puede conducir a resultados sesgados. Por lo tanto, "nuestros estudios se centraron en medidas de bienestar tanto subjetivas como objetivas", explica el profesor Shintaro Sato, director de esta investigación publicada en la revista “Sports Management Review”.
El objetivo del segundo estudio era determinar si esta conexión entre ver deportes y bienestar variaba según el tipo de deporte, exponiendo a más de 200 sujetos a varios vídeos deportivos para evaluar su bienestar antes y después de verlos. Los hallazgos subrayaron que los deportes con mayor seguimiento popular, como el béisbol, ejercieron un impacto más significativo en la mejora del bienestar en comparación con otros menos populares, como el golf.
El tercer estudio es el que tiene aportaciones más innovadoras, basadas en el empleo de técnicas de neuroimagen para examinar las alteraciones en la actividad cerebral después de ver deportes. Así observaron que, al exponer a los individuos a vídeos deportivos, se produjo una activación de los circuitos de recompensa del cerebro, lo que indica sentimientos de felicidad o placer. Y lo que es más insólito, reveló que los individuos que informaron ver deportes con mayor frecuencia exhibieron un mayor volumen de materia gris en regiones asociadas con circuitos de recompensa, lo que sugiere que ver deportes con regularidad puede inducir gradualmente cambios en las estructuras cerebrales. "Se descubrió que tanto las medidas subjetivas como las objetivas de bienestar estaban influenciadas positivamente por la visualización de deportes. Al inducir cambios estructurales en el sistema de recompensa del cerebro a lo largo del tiempo, fomenta beneficios a largo plazo para los individuos. Para aquellos que buscan mejorar su bienestar general, ver deportes con regularidad, especialmente los populares como el béisbol o el fútbol, puede ser un remedio eficaz", comenta Sato.
El estudio tiene profundas implicaciones y contribuciones teóricas a la literatura sobre gestión deportiva. Los estudios previos se han centrado principalmente en los aficionados a los deportes; sin embargo, este estudio ha tenido en cuenta una población general más amplia independientemente de su relación con el consumo deportivo. Esta investigación puede contribuir significativamente a las prácticas de gestión deportiva y la formulación de políticas de salud pública.