Por Virginia Delgado
9 de septiembre de 2024En verano, los malos hábitos alimenticios, la falta de actividad física, el aumento del consumo de alcohol y de refrescos azucarados, así como la desregulación de los horarios de comida pueden contribuir a un aumento de peso.
Muchas de las personas que experimentan este incremento de kilos eligen septiembre para comenzar un régimen. Una buena decisión siempre y cuando se haga con apoyo profesional y con cabeza, sin caer en las denominadas dietas “milagro”.
Antes de comenzar es importante reflexionar sobre nuestros objetivos a medio y largo plazo y asegurarnos de que la dieta elegida sea equilibrada y sostenible, como explica a Medicina Responsable Fernando Díaz-Pines, nutricionista y entrenador personal de Centro Creciendo. “Tenemos que considerar nuestro estado de salud general. Aquí es donde la figura del profesional es importante para evitar deficiencias nutricionales o problemas de salud asociados con dietas extremas”, añade.
Los regímenes perfectos que ayudan a bajar peso no existen, ya que cada persona tiene necesidades nutricionales y estilos de vida diferentes. El ideal debe ser equilibrado, variado y rico en frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables, así como bajo en azúcares y en alimentos procesados. “También debería ser flexible y sostenible a largo plazo, permitiendo adaptaciones según las necesidades individuales. La personalización de la dieta es clave para que se pueda mantener en el tiempo”, explica Díaz-Pines.
Y, ¿con qué podemos acompañar la dieta para que, además de tener efecto, consigamos una vida sana? El nutricionista y entrenador personal aconseja el ejercicio regular, un descanso adecuado y una buena gestión del estrés. Además, indica que es importante mantener una hidratación adecuada y evitar hábitos nocivos, como el consumo excesivo de alcohol y tabaco. “Una alimentación saludable debe ser parte de un enfoque integral hacia el bienestar físico y mental”, comenta.
En esta época del año, así como la que sigue a la Navidad, las dietas “milagro” se anuncian continuamente, prometiendo una rápida pérdida de peso en poco tiempo y con el mínimo esfuerzo. Es importante saber detectarlas porque pueden llevar a deficiencias nutricionales y efectos rebote, donde se recupera rápidamente el peso perdido. “Estas dietas suelen ser muy restrictivas, eliminan grupos completos de alimentos, carecen de base científica y no consideran la individualidad de cada persona”, concluye el nutricionista y entrenador personal.
Entre los principales riesgos de llevar a cabo este tipo de dietas, los principales son la pérdida de minerales, como el calcio o el potasio; la pérdida de vitaminas, algunas de ellas especialmente importantes en la pubertad y el embarazo; trastornos metabólicos; daños cardiovasculares, hepáticos y renales; o trastornos alimenticios como la anorexia o la bulimia.