Por Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable
16 de diciembre de 2022Que caminar es bueno para la salud es algo incuestionable a estas alturas. Sin embargo, este hecho fue demostrado hace menos de cien años, cuando a finales de la década de los cuarenta Jeremy Morris, un médico del Consejo de Investigación Médica del Reino Unido, demostró la relación entre la actividad física y la menor incidencia de eventos cardiovasculares.
Morris puso la lupa de su investigación en los autobuses londinenses de dos pisos. En aquellos momentos todos los autobuses llevaban dos empleados, el conductor, que evidentemente siembre iba sentado, y el cobrador, que subía una media de 600 escalones por turno.
A lo largo de dos años de seguimiento, analizando los accidentes vasculares de un total de 35.000 conductores y cobradores, y ajustando el resto de las variables, Morris llegó a la conclusión de que el conductor tenía el doble de probabilidades de sufrir un ataque cardiaco que el cobrador. Fue la primera vez que se establecía un vínculo científico y mesurable entre salud y ejercicio.
Décadas después, en el año 1965, una empresa japonesa lanzó al mercado un podómetro llamado Manpo-Kei, que se puede traducir como “medidor de 10.000 pasos”. La razón para elegir ese número y no otro fue muy simple: la grafía en japonés de 10.000 es muy similar a la grafía de una persona caminando. De esta forma, se asumió que los 10.000 pasos era la cantidad ideal que había que caminar para estar en forma.
Esa cifra se rebajó recientemente a 7.000 pasos, a partir de un estudio publicado por la prestigiosa revista The Lancet. Los investigadores analizaron quince estudios realizados entre los años 1999 y 2018 concluyendo que la mortalidad se reduce hasta en un 50% en adultos de mayor edad que incrementaban el número de pasos de 3.000 a 7.000. Los autores del estudio subrayan que cuando la cifra de pasos caminados se eleva hasta los 10.000 apenas se consiguen efectos beneficiosos adicionales.
A pesar de todo, la Organización Mundial de la Salud advierte que más que el número de pasos caminados diariamente se debería tener en cuenta la actividad y el rango de edad. Así, para los adultos se recomienda realizar actividades físicas aeróbicas moderadas semanalmente al menos entre 150 y 300 minutos o bien actividades físicas aeróbicas intensa entre 75 a 150 minutos. En el caso de niños y adolescentes se recomienda realizar la actividad física durante un promedio de 60 minutos diarios.