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Estas son las lesiones más comunes de los futbolistas profesionales

Un recorrido por la anatomía de las lesiones deportivas

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Estas son las lesiones más comunes de los futbolistas profesionales
Foto de Twitter. Selección Española Masculina de Fútbol

Por Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable

12 de julio de 2024

El fútbol, como deporte de alto impacto y exigencia física, expone a los jugadores a un riesgo elevado de sufrir lesiones. Estas lesiones pueden ser agudas, producirse durante un partido o entrenamiento, o crónicas, desarrollarse a lo largo del tiempo debido al desgaste repetitivo. Sino que se lo digan a Pedri y a Ayozé Pérez, que se perderán la final de la Eurocopa frente al combinado inglés.

Se estima que entre el 65% y el 91% de los futbolistas profesionales sufrirán alguna lesión a lo largo de una temporada. Se calcula que la tasa de incidencia de lesiones es de 8,1 por cada 1.000 horas de exposición, siendo diez veces mayor en partidos que en entrenamientos.

Las lesiones más comunes se ubican en las extremidades inferiores (90%), especialmente en rodillas (33%), tobillos (20%) y músculos isquiotibiales (13%). En líneas generales, las lesiones pueden ser musculares, articulares y fracturas.

Entre las musculares, las distensiones ocupan un lugar muy destacado. Se tratan de rupturas microscópicas de las fibras musculares, generalmente por sobrecarga o contracción brusca. Los síntomas incluyen dolor, inflamación y debilidad muscular. Las zonas más afectadas son los músculos isquiotibiales, gemelos y aductores. Si la ruptura de las fibras musculares es más severa y se acompaña de sangrado e incapacidad para realizar la contracción, hablamos de desgarros musculares. 

Las lesiones articulares más frecuentes son los esguinces, la rotura de meniscos y las lesiones del ligamento cruzado anterior. Los esguinces son lesiones ligamentosas que se producen por una distensión o rotura parcial o total del ligamento. Los esguinces de tobillo y rodilla son los más frecuentes en el fútbol.

La rotura del ligamento cruzado anterior se produce, generalmente, por cambios bruscos de dirección o aterrizajes inadecuados. Es una lesión grave que requiere cirugía y una larga recuperación.

Además de estas lesiones, los futbolistas profesionales pueden sufrir tendinitis (inflamación de los tendones, las estructuras que unen los músculos a los huesos), como la del tendón de Aquiles; fracturas (generalmente en metatarso y tobillo) y lesiones por estrés, producidas por microtraumatismos repetitivos, como fracturas por estrés en la tibia o metatarso.

Factores de riesgo

Hay una serie de factores que aumentan el riesgo de lesiones en futbolistas, como son la fatiga muscular, la falta de estiramiento o calentamiento, la biomecánica deficiente, un historial previo de lesiones o las condiciones del terreno de juego.

Cuando los músculos están fatigados son más propensos a sufrir desgarros o distensiones, especialmente, durante esfuerzos explosivos o cambios bruscos de dirección. Diversos factores pueden contribuir a la fatiga muscular, como un entrenamiento excesivo, un descanso insuficiente o la deshidratación.

Un calentamiento adecuado antes de la actividad física y un estiramiento suave posterior a la misma son fundamentales para prevenir lesiones. Y es que el calentamiento prepara los músculos para el esfuerzo, aumenta el flujo sanguíneo y la flexibilidad, lo que reduce la rigidez y el riesgo de desgarros musculares. Por su parte, el estiramiento después de la actividad ayuda a la recuperación muscular y reduce la tensión muscular.

Una mala técnica de carrera, el golpeo del balón o control del juego puede aumentar significativamente el riesgo de lesiones articulares, especialmente en tobillos, rodillas y ligamentos. La biomecánica deficiente puede generar patrones de movimiento inadecuados que sobrecargan las articulaciones y las hacen más susceptibles a lesiones.

Los jugadores con un historial de lesiones previas tienen un mayor riesgo de sufrir nuevas lesiones en la misma zona o en zonas adyacentes. Esto se debe a que las lesiones pueden dejar secuelas, como debilidad muscular, inestabilidad articular o alteraciones en la propiocepción, que aumentan la vulnerabilidad a nuevas lesiones.

Las condiciones del terreno de juego, como un césped irregular, los baches o las superficies mojadas o resbaladizas pueden aumentar el riesgo de caídas, torceduras y otras lesiones. Un terreno en mal estado puede afectar la estabilidad del jugador y aumentar la probabilidad de movimientos bruscos que provoquen lesiones. 

Otros factores como la edad, la posición de juego, la genética y la nutrición también pueden influir en el riesgo de lesiones en futbolistas profesionales. La edad avanzada aumenta la rigidez articular y la susceptibilidad a lesiones; ciertas posiciones de juego, como defensor o centrocampista, tienen un mayor riesgo de contacto y, por lo tanto, de lesiones. 



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