
Por Clara Arrabal
15 de diciembre de 2025¿Son las dietas veganas y vegetarianas saludables para los niños? A lo largo de las últimas décadas, esta pregunta ha enfrentado a pediatras, nutricionistas y especialistas de todo el mundo. Ahora, la mayor revisión realizada hasta la fecha ha analizado los datos de casi 60 estudios con información de más de 48.000 menores para confirmar sus riesgos y beneficios para la salud de los más pequeños de la casa.
Según el estudio, las dietas basadas en vegetales, si están bien planificadas, pueden promover un crecimiento saludable con ventajas como un mejor perfil cardiovascular, valores más bajos de colesterol y un menor riesgo de sobrepeso. Sin embargo, pueden tener problemas para alcanzar niveles adecuados de vitaminas D y B12, calcio, hierro o zinc. La revisión, publicada en la revista científica Critical Reviews in Food Science and Nutrition, ha comparado el perfil nutricional y diversos parámetros de salud entre quienes seguían una alimentación vegana, lacto-ovo-vegetariana u omnívora.
“Nuestros hallazgos sugieren que estas dietas pueden favorecer un crecimiento saludable y ofrecer ciertas ventajas para la salud. Sin embargo, también presentan desafíos nutricionales específicos que requieren un manejo dietético cuidadoso y atención clínica continua”, explican los autores, ya que el metaanálisis no encuentra señales consistentes de que los niños vegetarianos o veganos crezcan peor o presenten déficits clínicos graves, aunque sí observan ingestas más bajas y algunos biomarcadores reducidos que no implican enfermedad.
Uno de los puntos clave del estudio es el análisis de la sustitución de las proteínas de origen animal, claves en el desarrollo del organismo. Sobre esto, esclarece que, a pesar de que su ingesta cumple con las recomendaciones, la calidad de las proteínas de origen vegetal puede ser menor debido a proporciones subóptimas de ciertos aminoácidos esenciales, particularmente cuando la variedad dietética es limitada.
“Esto es coherente con la evidencia: consumen suficiente proteína, pero no siempre con un perfil óptimo de aminoácidos si la alimentación se basa en muy pocos alimentos vegetales. Ahora bien, en una dieta mínimamente variada, como la que puede seguir cualquier familia en nuestro contexto, este aspecto no representa un problema real”, explica Eduard Baladia, investigador en el Centro de Análisis de la Evidencia Científica de la Academia Española de Nutrición y Dietética a Science Media Centre. Además, explica que este aspecto no es una limitación inherente a las dietas vegetarianas, sino “un recordatorio de que, igual que cualquier patrón dietético, requieren variedad y una planificación básica, algo perfectamente asumible en sociedades de ingresos altos como la nuestra”.
Entre los micronutrientes analizados, la vitamina B12 se perfila como la preocupación más crítica ya que esta no se encuentra disponible en alimentos vegetales, por lo que los niños deben consumir suplementos. Sobre esto, el estudio confirma que los niños veganos que toman sustitutivos “pueden alcanzar o incluso superar los niveles de vitamina B12 de los omnívoros, lo que refuerza la necesidad de una suplementación sistemática para prevenir consecuencias graves como la anemia megaloblástica y el deterioro neurológico irreversible”. Esto significa, en palabras de Eduard Baladia, que el punto clave de este análisis no es descubrir algo nuevo, sino confirmar que el riesgo no está en la dieta, sino en la ausencia de suplementación. “Esta es una de las observaciones más interesantes del metaanálisis, pero también una de las que exige más prudencia”, apunta el experto.
Como Eduard Baladia, otros muchos expertos se han pronunciado sobre este nuevo metaanálisis. En el caso de José M. Ordovás, director de Nutrición y Genómica en la Universidad Tufts de Boston (EE.UU.), miembro de IMDEA-Alimentación (Madrid) y de CIBEROBN (Instituto de Salud Carlos III), destaca que “es un trabajo sólido y bien ejecutado” que aporta “una visión amplia y bastante robusta sobre las dietas vegetarianas y veganas en la infancia”, aunque al ser una evidencia mayormente observacional, las asociaciones “deben interpretarse con cautela”. Según José M. Ordovás, el resumen es claro: “una dieta vegetariana o vegana en la infancia puede ser saludable, pero no es automáticamente saludable. Requiere conocimiento, supervisión, alimentos variados y suplementación obligatoria de vitamina B12 y, en la mayoría de los casos, vitamina D; y, para veganos, especial atención a calcio, zinc y hierro. Con este apoyo, los niños pueden crecer adecuadamente y, además, beneficiarse de hábitos alimentarios más saludables para toda la vida”.
Por su parte, Javier Sánchez Perona, científico titular del Instituto de la Grasa-CSIC, destaca que, "aunque se trata de un estudio muy valioso, sería necesario complementarlo con estudios prospectivos y ensayos clínicos para evaluar los efectos a largo plazo de estas dietas en el desarrollo pediátrico”, ya que se encontró una alta heterogeneidad de resultados debido a las diferencias de edad, y solo cuatro de los casi 60 estudios analizados excluían a aquellos participantes que tomaban suplementos. “Esto complica la interpretación de los resultados y podría darse la circunstancia de que las dietas ovo-lacto-vegetariana y vegana sin suplementar condujeran a mayores riesgos de deficiencias de ingesta de lo observado”, ha finalizado.