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La “cara de runner”: ¿un signo de juventud o envejecimiento prematuro?

El impacto del ejercicio intenso deja su impronta en la piel y en los músculos faciales

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La “cara de runner”: ¿un signo de juventud o envejecimiento prematuro?

Por Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable

3 de enero de 2025

Queridos runners, ¿alguna vez os habéis parado frente al espejo después de una buena carrera y habéis pensado: “Vaya, ¡parece que he envejecido diez años en una hora!”? No os preocupéis, no estáis solos. Bienvenidos al maravilloso mundo de la “cara de runner”.

Y es que, mientras sudamos la camiseta y quemamos calorías, nuestro rostro se convierte en un auténtico campo abonado en el que afloran las líneas de expresión. Pero, entonces, ¿la “cara de runner” es una medalla de honor o un castigo fisiológico? ¿Qué se esconde detrás de esta curiosa transformación?

La “cara de runner”: ¿un mito o una realidad?

La “cara de runner” es un término coloquial utilizado para describir los cambios faciales que experimentan muchas personas que practican running de forma regular y prolongada. Estos cambios suelen incluir una piel más delgada y arrugada alrededor de los ojos, pómulos más pronunciados y una apariencia general más delgada.

Las causas de la “cara de runner” son múltiples y están relacionadas con los efectos fisiológicos del running de larga distancia: exposición solar, pérdida de grasa facial, deshidratación, expresiones faciales repetitivas y, evidentemente, factores genéticos.

Es sobradamente conocido que la exposición repetida al sol sin protección adecuada puede acelerar el envejecimiento de la piel, causando arrugas y manchas. Además, el ejercicio aeróbico intenso -como el running- contribuye a la pérdida de grasa corporal, incluyendo la grasa facial, lo que puede traducirse en una apariencia más delgada y en la aparición de huesos faciales más prominentes.

La deshidratación crónica puede afectar, también, a la elasticidad de la piel y contribuir a la formación de arrugas; por su parte las expresiones faciales repetidas durante el ejercicio -como fruncir el ceño o entrecerrar los ojos- pueden acentuar las líneas de expresión.

Consecuencias estéticas y psicológicas

La “cara de runner”, aunque es un signo de buena salud y condición física, puede tener un impacto psicológico en algunas personas. Y es que se ha observado que algunos corredores se sienten preocupados por los cambios en su apariencia y experimentan inseguridades relacionadas con la imagen corporal.

Aunque es imposible evitar por completo los cambios faciales asociados con el running, existen algunas medidas que pueden ayudar a minimizar sus efectos: protección solar adecuada, hidratarse correctamente, cuidar la piel, proteger los ojos con gafas solares, realizar un calentamiento óptimo previo al ejercicio y, al terminar el mismo, enfriar el cuerpo gradualmente para reducir la inflamación y favorecer la recuperación.

En conclusión, la “cara de runner” es un fenómeno común entre los corredores de fondo, causado por una combinación de factores fisiológicos y ambientales, al que se puede hacer frente llevando a cabo una serie de recomendaciones básicas. 



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