Por Juan García
21 de julio de 2025Aunque el cannabis sigue siendo la sustancia psicoactiva ilegal más popular entre los adolescentes, su consumo ha experimentado un descenso continuado en los últimos años. Como parte del Plan Nacional sobre Drogas, el Ministerio de Sanidad ha publicado un informe monográfico sobre esta sustancia, en el que aprecian una disminución del 40% entre los jóvenes de 14 a 18 años que lo consumen respecto a hace dos décadas.
Este descenso contrasta con los índices de consumo globales, que se mantienen estables respecto a los últimos años. En concreto, el 12% de la población de entre 15 y 64 años declara haberlo consumido en el último mes, y un 2,5% reconocen hacerlo a diario, unas cifras similares a las registradas años atrás.
El informe destaca la importante carga que sigue suponiendo el cannabis para el sistema sanitario, estando presente en el 46,2% de los episodios de urgencias hospitalarias por consumo de sustancias psicoactivas. Asimismo, fue responsable del 27,4% de las admisiones a tratamiento por drogodependencias, siendo la segunda sustancia tras la cocaína.
En el caso de los menores, nueve de cada diez tratamientos por adicción a sustancias son por consumo de cannabis. A pesar de ser la sustancia psicoativa más prevalente, su consumo ha disminuido considerablemente entre este grupo de población, pasando de un 25% en 2004 a un 15% en 2023.
La última edición de la Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ETUDES) también aporta algunas cifras que constatan esta evolución. En 2023 se registró la cifra más baja de consumo de cannabis entre adolescentes desde 1998, habiendo disminuido también los casos de consumo problemático en dos años, pero también de forma sostenida.
Ante esta tendencia, la pregunta es qué factores pueden haberla motivado. El propio informe monográfico señala dos explicaciones plausibles. Por un lado, desde Sanidad apuntan que “esta evolución podría estar señalando una transformación en los patrones de conducta y en la percepción del riesgo entre la juventud, posiblemente vinculada a campañas de prevención, cambios en el entorno social y una mayor concienciación sobre los efectos adversos del cannabis”. No obstante, también reconocen que “no puede descartarse la influencia de otros factores socioculturales, como la aparición de nuevas sustancias psicoactivas o el desplazamiento hacia productos percibidos como menos nocivos, que podrían estar reconfigurando las tendencias de consumo en este grupo de edad”.
Lo cierto es que los patrones de consumo están cambiando entre los jóvenes respecto a las generaciones anteriores. El consumo diario entre toda la población venía en ligero aumento en los últimos años, aunque se ha mantenido estable en la actualidad según este último informe.
Para evitar que ese bajón en el consumo se desplace hacia otras sustancias o productos, incluyendo los legales como el tabaco o el alcohol, las conclusiones del informe subrayan la necesidad de abordar la prevención del consumo de esta sustancia de forma integral e intersectorial, combinando vigilancia epidemiológica, prevención basada en evidencia, y refuerzo de las políticas públicas en salud y educación.