Por Virginia Delgado
5 de junio de 2025Según el informe “I Radiografía del Autocuidado de la Salud en España”, elaborado por la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp), un 27,1% de los españoles considera “muy importante” el cuidado del medioambiente y un 55,7%, “importante”, siendo las generaciones con mayor edad las que muestran un mayor compromiso. Unos porcentajes no muy alentadores, si se tiene en cuenta que los factores medioambientales influyen tanto en nuestro organismo que pueden desde sanarlo hasta causar su deterioro.
Así, cuando el aire está contaminado por dióxido de nitrógeno, debido al intenso tráfico; por ozono troposférico, también resultante de los tupos de escape de los vehículos; o por dióxido de azufre, procedente del quemado de combustibles, podemos sufrir enfermedades respiratorias, como asma y bronquitis, y cardíacas e incluso accidentes cerebrovasculares o cáncer. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), nueve de cada 10 personas respiran aire contaminado.
El agua limpia también es esencial para la salud. Cuando no lo está, porque haya sido contaminada por la actividad industrial y agrícola con parásitos, fertilizantes, pesticidas, fármacos, fosfatos, plásticos o sustancias radiactivas, puede provocar enfermedades como el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea o la poliomielitis. La OMS señala que el agua contaminada provoca 500.000 muertes al año en todo el mundo.
La industria también infecta el suelo, provocando la producción de alimentos contaminados de metales pesados y sustancias químicas, e infectando a los animales que luego consumimos. Un contagio que transmite a las personas bacterias como la salmonella, la E. coli o la listeria.
El ruido es otro factor medioambiental que afecta a nuestro organismo. Su exceso causa irritabilidad, problemas de concentración, cambios en el estado de ánimo e incluso trastornos cardiovasculares.
Finalmente, las olas de calor, las sequías y las inundaciones que está provocando el cambio climático influyen de forma negativa en la salud de las personas. Lo contrario que los espacios verdes y la naturaleza, que mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés.