Por Aurora Molina
14 de febrero de 2024El acceso a la pornografía en menores es algo cada vez más habitual. Según un informe de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), el 45% de los jóvenes ha consumido pornografía por primera vez alrededor de los 13 años.
Las consecuencias de acceder a este tipo de contenidos en edades tempranas pueden afectar a la salud sexual del individuo por lo que, de acuerdo con el Barómetro de febrero de 2024 del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 93,9% de los españoles considera que los menores deberían tener restricciones o prohibiciones a la hora de consumir pornografía, siendo un 49,9% las personas que están a favor de que sea el Gobierno y las autoridades públicas quienes lleven a cabo esa prohibición a través de leyes o amonestaciones. Por su parte, un 64,3% cree que son los padres quienes deben establecer las restricciones a los menores mediante el control en móviles y ordenadores.
La sexóloga Laura Cámara asegura que, más allá de que los menores accedan a ella, “la pornografía no beneficia a nadie. Perpetúa estereotipos tanto en hombres como en mujeres”. Atendiendo a este razonamiento, todo se resume en educación sexual. “La falta de educación sexual hace que se perpetúen mitos y estereotipos en relación con la sexualidad masculina y femenina”. Esta educación, según la sexóloga, “debe encargarse de desmitificar todos estos mitos y, además, debe partir desde que nacemos”.
Hablar de educación sexual no implica desde un primer momento hacerlo de sexo explícito, sino que hay otros asuntos a tratar como “el afecto, la diversidad y la identidad sexual”. Aun así, Cámara asegura que “no hay fecha” concreta para hablar de educación sexual, pues “es un trabajo que hay que hacer desde muy temprano adaptado a cada edad y momento de la vida”.
Según la Agencia Española de Protección de Datos, los menores tienen diferentes formas de acceder a la pornografía. Generalmente se produce a través de búsquedas intencionadas o inintencionadas, contenidos de ocio y videojuegos, acceso mediante rees sociales y a través de servicios de publicidad online.
Con el objetivo de frenar esta práctica tan temprana, desde el organismo ofrecen diferentes sistemas:
Sin embargo, también resulta necesario conocer cómo algunos menores consiguen esquivar este tipo de medidas. Usar proxy online para acceder a contenido web restringido, conectarse a redes WiFi no protegidas o VPNs gratuitas y de pago son algunas de las vías que ayudan a saltarse los controles parentales. Por ello, las medidas propuestas desde la Agencia Española de Protección de Datos colaboran a que este tipo de acciones sean, al menos, más complejas de conseguir.