Por Juan García
23 de septiembre de 2025La salud mental de los jóvenes se ha convertido en una creciente preocupación en materia de salud pública, con numerosas evidencias que dan cuento del aumento de problemas psicológicos. Ante un panorama laboral incierto y colmado de precariedad, las nuevas generaciones están cambiando las tornas en la concepción sobre el trabajo respecto a sus predecesores, y anteponen con más frecuencia el bienestar al éxito profesional. No obstante, el trabajo y los estudios siguen pasando una considerable factura a los jóvenes, con problemas prevalentes de ansiedad, estrés, fatiga y problemas de otro tipo.
Estas son algunas de las conclusiones que ha puesto de manifiesto el estudio Inserción laboral juvenil: aspiraciones, preocupaciones y desafíos, elaborado por la Fundación Pfizer y Fad Juventud. La presión laboral y académica deja a un 29% de los jóvenes en una situación de estrés continuo y uno de cada cuatro, con ansiedad. Además, se observa que uno de cada tres tiene normalizado ese estrés, una cifra similar a quienes declaran sufrir el conocido como síndrome del impostor, por el cual se sienten incompetentes y no merecedores de su posición.
El director de la Fundación Pfizer, Sergio Rodríguez, ha subrayado que estos datos “muestran las aspiraciones, necesidades e inquietudes de los jóvenes, reafirmando cambios generacionales que permiten comprender la evolución de la sociedad”. A este respecto, ha señalado que “la juventud y la calidad de vida al trabajo y creo que es una evolución positiva”.
En la misma línea, la directora general de Fad Juventud, Beatriz Martín, ha destacado que los datos del informe, obtenidos en base a 1.200 encuestas de entre 15 y 29 años, ponen de manifiesto que “el éxito profesional no está en primer lugar”. Estas tendencias, pueden dar pistas a las empresas para dar un “cambio significativo a la forma en que se acercan a los jóvenes”.
En la relación entre la salud y el trabajo sigue pesando el género. Los datos del estudio muestran que, a pesar de que las mujeres participan bastante más en el mercado laboral que los hombres (64% frente a un 51%), presentan mayores índices de ansiedad y estrés, además de tener peores condiciones laborales.
La directora de investigación de Fad Juventud, Anna Sanmartín, ha desgranado las cifras del informe, que subrayan esta brecha de género. El porcentaje de jóvenes cobrando menos de 1.100 euros al mes (el salario mínimo) es considerablemente superior entre ellas (32,2%) que entre ellos (20,7%). Las jóvenes presentan también más del doble de incidencia en cuanto a estrés continuo, con un 40% de las encuestadas.
La juventud española sitúa la salud y la estabilidad económica como prioridades vitales. El 50,9% considera que lo más importante en su vida es tener buena salud, seguido de la estabilidad laboral (44,4%). Muy por detrás quedan el desarrollo profesional (17,2%) y el éxito en el trabajo (14,8%).
El informe también refleja la importancia de la conciliación. Más de un tercio de la juventud (34,8%) señala que lo más relevante al elegir un empleo es que les permita compatibilizar su vida laboral con la personal, por encima de tener ingresos elevados o prestigio profesional.
A los malestares emocionales se suman los físicos: casi la mitad de las personas jóvenes (48,3%) sufren dolores musculoesqueléticos de vez en cuando, junto con fatiga y falta de descanso (40,2%).
La salud se ha convertido en un factor determinante de la empleabilidad juvenil. Más allá de los problemas físicos y emocionales, el informe señala cómo estos condicionan la forma en que las personas jóvenes se relacionan con su trabajo o sus estudios.
Casi un tercio reconoce que su situación actual les ha reducido el tiempo de ocio (31,4%) y normalizado el estrés (30,4%), mientras que un 27,7% asegura haber experimentado síndrome del impostor/a.