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“La mente sobre el lienzo”: trastornos, adicciones y traumas en los cuadros del Reina Sofía

La Fundación Viatris ha organizado un evento para explorar la relación entre el arte y la salud mental a través del análisis psiquiátrico de varias obras del museo

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“La mente sobre el lienzo”: trastornos, adicciones y traumas en los cuadros del Reina Sofía
El psiquiatra Eduard Vieta analizando la obra "Guernica" de Pablo Picasso. Fuente: Fundación Viatris

Por Juan García

24 de octubre de 2024

El arte como forma de expresión ha sido siempre una vía de escape y desahogo para el ser humano. El perfil de persona incomprendida, atormentada o con una vida convulsa es común entre buena parte de las grandes figuras de la historia del arte, por lo que muchas de las obras más célebres que conocemos son un poderoso reflejo de grandes temas relacionados con la salud mental. 

Con el objetivo de explorar esta relación entre arte y salud mental, la Fundación Viatris ha organizado un encuentro titulado “La mente sobre el lienzo”, en el que varios expertos en psiquiatría e historia del arte han analizado seis obras del museo Reina Sofía de Madrid desde el punto de vista psiquiátrico. A través de esta iniciativa, desde la Fundación tratan de poner de manifiesto que el arte es un potente “mecanismo de consuelo, expresión y apoyo para quienes padecen trastornos mentales”. 

Del análisis de estas obras se desprende cómo el arte ayuda a profundizar en la comprensión y el abordaje de estos problemas de salud mental. En palabras del presidente de la Fundación, Joao Madeira, esta iniciativa es parte del “compromiso con la búsqueda de nuevas formas de apoyo integrando el arte como una herramienta de expresión”.

"El enigma sin fin", de Salvador Dalí

Un ejemplo de relación conflictiva con la salud mental es Salvador Dalí, cuya trayectoria estuvo marcada por una exploración obsesiva de la “locura”, entendida desde la extravagancia y la irracionalidad. “Dalí creía y quería estar loco”, afirma el psiquiatra Guillermo Lahera. En su cuadro “El enigma sin fin”, el doctor observa su interés por conectar con el subconsciente “tratando de pintar lo imposible: el interior del ser humano”. 

“La psique de Dalí, como el cuadro, tiene dobles o triples significados, hay figuras inconexas cuyo significado aparece y desaparece, depende de lo que proyectemos en el cuadro”, apunta Lahera. Una constatación que se relaciona con los principios de la Gestalt, que sostienen que “el cerebro no percibe la realidad como una suma de partes autónomas”, sino como la interpretación de un conjunto en base a lo que tiene alrededor. 

Enmarcado en el movimiento del surrealismo, con un marcado espíritu subversivo contra el status quo, Dalí desarrolló su pintura a través del “método paranoico-crítico” como vehículo para conectar con la irracionalidad. Para el doctor, “Dalí no parece que tuviera esquizofrenia”, sino más bien es la “encarnación del genio que se da mucha importancia a sí mismo”.

"Guernica", de Pablo Picasso

Si algo predomina en la joya de la corona del Reina Sofía, el Guernica, de Pablo Picasso, son las “expresiones de dolor y sufrimiento” que el pintor plasmó en su retrato del horro de los bombardeos contra la población civil de esta ciudad durante la Guerra Civil. El psiquiatra Eduard Vieta señala que el perfil del artista encajaría con un “trastorno de la personalidad narcisista”. Su actitud posesiva, celosa y maltratadora con sus parejas han sido las grandes controversias de su biografía, algo que también queda plasmado en su obra. Para el doctor, “Guernica” evoca dos patologías: el estrés agudo, causado por situaciones de catástrofe y conduciendo incluso a la disociación, y el estrés postraumático originado tras una conmoción como supuso este episodio de la historia de España.

“Un perro andaluz”, de Luis Buñuel

Para analizar esta obra, el doctor Luis Caballero señala que “hay que abrir las puertas a lo irracional para entenderlo”. La película del artista andaluz está marcada por la “búsqueda de la dimensión oculta de la realidad” con la pretensión “algo ingenua”, a juicio del psiquiatra de “evitar toda explicación racional”. 

No obstante, Caballero se encuentra actualmente desarrollando un estudio en el que tratan de analizar qué ocurre en el cerebro cuando se ven películas “fuera de lo común” como esta, donde la narración no obedece a ningún tipo de esquema ni hay trama, sino que “el interés del espectador depende de la fuerza de las imágenes”. En sus primeras conclusiones observa que la región del córtex frontal (encargado de la percepción, la imaginación, el pensamiento, el juicio y la toma de decisiones) está “hiperactivado” al ver esta película, ya que la actividad cerebral se dispara para tratar de encontrar conexiones entre las imágenes. 

“Un mundo sin fin”, de Ángeles Santos

Para la doctora Rosa Molina, “surgen muchos interrogantes en cuanto a la psique de la pintora Ángeles Santos”. La psiquiatra apunta que una de las claves para entender su obra es su condición de mujer artista en un momento, la generación del 27, en el que todo el protagonismo lo acaparaban los artistas masculinos. “Podemos intuir que se sentía diminuta, como las figuras de su cuadro ‘Un mundo sin fin’”, apunta la doctora. 

En esta obra se aprecia el contraste entre tres mundos: uno luminoso y alegre, que podría representar la infancia; uno más monótono marcado por las dificultades de la vida adulta, y una parte más oscura que simboliza el camino hacia la muerte. Aunque se conocen pocos datos, se sabe que la artista habría experimentado varios episodios de crisis emocional. 

"La gran muchedumbre", de Antonio Saura

El gran tema que aborda el cuadro “La gran muchedumbre”, de Antonio Saura, es la sensación de “soledad enclaustrada”, según destaca el doctor Luis Gutierrez. Este concepto hace alusión a la “angustia y tristeza” que genera el cuadro y que trata de reflejar la sociedad como una “masa informe de gente” en la que se da la paradoja de “a pesar de estar todos pegados, reina la soledad”. Gutierrez considera que esta obra es fruto de la visión de un “paciente con angustia psicótica”.

“Cueva de guanches”, de Óscar Domínguez

El cuadro “Cueva de Guanches”, del pintor canario Óscar Domínguez, es, a juicio del doctor Miquel Roca, el ejemplo de “matrimonio perfecto entre psicoanálisis y surrealismo”. En esta obra se refleja esa pulsión entre los deseos reprimidos del inconsciente, característicos del psicoanálisis, mientras que la trayectoria del artista es la mezcla entre “enfermedades físicas, adicciones y creación artística”. Domínguez estuvo ingresado tres veces en centros psiquiátricos y los datos que se conocen de su biografía hacen intuir periodos depresivos y episodios de violencia “pero no de naturaleza psicótica, sino derivados del consumo excesivo de alcohol y otros tóxicos”.



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