Por Juan García
15 de octubre de 2024Entre el rico legado artístico que dejó Frida Kahlo, donde predominaban los autorretratos, la pintora mexicana dejó constancia de cómo el dolor fue una de las grandes cargas que le acompañaron durante toda su vida. Más de una decena de intervenciones quirúrgicas, la polio y un accidente de tráfico conforman un historial clínico cargado de lesiones y enfermedades que le dejaron secuelas permanentes.
Si bien los médicos que la trataron atestiguaron en su día todos estos problemas de salud, el análisis en perspectiva de esta información médica ha permitido que, 70 años después de su muerte, un grupo de profesionales del Institut Guttmann de Badalona haya podido diagnosticar con más precisión de dónde venían los dolores de la artista.
Estos investigadores han publicado un artículo en la revista Journal of Neurology en el que revelan que una parte de sus síntomas podrían estar causados por un síndrome de la cola de caballo (una lesión en la parte inferior de la médula espinal) de origen traumático. Para explicar el origen de sus dolencias, los informes médicos de la época apuntaban a la suma de múltiples causas, como fracturas, inmovilización o espina bífida. Pero este nuevo diagnóstico ofrecería una explicación más completa de los síntomas que afectaron a la vida y obra de la artista.
Para llegar a esta conclusión, analizaron el complejo historial médico de la pintora, marcado en primer lugar por haber contraído la polio a los seis años. Esta enfermedad vírica que afecta al sistema nervioso, dejó a Kahlo con una pierna debilitada y más corta que la otra de forma permanente. Pero el evento más trascendente relacionado con su salud fue el accidente de autobús que sufrió con 18 años. El desafortunado incidente se saldó con un amplio parte de lesiones. Una barra de hierro le causó una perforación abdominal con entrada por la cadera y salida por la vagina, y sufrió además varias dislocaciones y fracturas en tobillos, hombros, costillas y lumbares. La artista necesitó un mes de hospital y dos más de recuperación en casa para reponerse a las secuelas, pero la fatiga y el dolor crónico pasaron a formar parte de su vida cotidiana desde entonces.
En tan solo cuatro años, la pintora se sometió a hasta ocho intervenciones quirúrgicas, lo cual no sirvió para mitigar sus dolores, sino que, según señalan los documentos de su médico, Leo Eloesser, sufrió “una disminución de la sensibilidad en la parte inferior de su cuerpo y un empeoramiento del pie y la pierna derecha”.
Los autores del artículo han concluido que la reducción de la sensibilidad en las piernas, añadida al dolor neuropático (dolor causado por la lesión o funcionamiento anormal del sistema nervioso) en las piernas y los genitales, coinciden con el diagnóstico de un síndrome de la cola de caballo (SCC), ocasionado por la afectación de las raíces nerviosas de la parte inferior de la médula espinal. Este síndrome, afirman los autores, sería consecuencia del accidente y explicaría parte de la sintomatología de Kahlo.
“La historia clínica de Kahlo, sus cartas en las que indica cambios de sensibilidad en el área genital y la descripción de los síntomas del doctor Eloesser son compatibles con esta clasificación”, indica la doctora Hatice Kumru, neuróloga en el Institut Guttmann y autora del artículo. La artista se refirió también en sus escritos a un dolor de “ciática” persistente e hipersensibilidad al tacto, también en las zonas genitales, que los autores atribuyen a un dolor espontáneo continuo y una alodinia, respectivamente. Ambas cosas son dolores neuropáticos que podrían estar relacionados con la SCC.
El cuadro “La columna rota” de la artista refleja uno de los tratamientos que tuvo que llevar: unas costillas ortopédicas. “Hoy se sabe que estos métodos, a menudo, pueden conducir a una atrofia muscular, empeorar el dolor y causar trastornos de la marcha, lo que probablemente contribuyó a su discapacidad”, explica la doctora Kumru.
La historia clínica de la artista indica que también tenía espina bífida congénita. Sin embargo, ni sus cartas ni la literatura disponible revelan ninguna queja relacionada con esta dolencia antes del accidente. Los profesionales han descartado también que sus síntomas fueran debidos a un síndrome postpolio, porque suele aparecer 50 años después de padecer la enfermedad y no se asocia con un déficit sensitivo.
Una de las últimas intervenciones a las que se sometió la artista mexicana fue la amputación de su pierna derecha por debajo de la rodilla, debido a la gangrena. Poco después de esto, la pintora llegó a afirmar que “tengo la impresión de haber sufrido siglos de tortura y a veces casi me vuelvo loca”. Frida Khalo falleció solo un año después, siendo una embolia pulmonar la causa oficial de su muerte, aunque también se especuló con un suicidio.
Lo que está claro es que el desafortunado estado de salud de la artista y su sufrimiento fueron parte de la inspiración que le sirvieron para convertir estos sentimientos en arte y auparla a ella misma como una de las figuras más importantes de la pintura del siglo XX.