Por Medicina Responsable
5 de agosto de 2024El 45,8% de los jóvenes de entre 16 y 32 años aseguran padecer malestar emocional en España. De ellos solo el 25,9% acude a profesionales de la salud en busca de ayuda, el 56,8% opta por los amigos, familiares y conocidos y un 16,4% decide buscar amparo por Internet o en las redes sociales. Así se recoge en el estudio del Observatorio Social de la Fundación La Caixa “¿Dónde y cómo buscan ayuda los jóvenes cuando tienen malestar emocional?”, liderado por investigadores del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Clínico San Carlos y de la Fundación Manantial.
Pedir ayuda, ya sea a amigos, familiares o profesionales, no es la primera opción entre los jóvenes con malestar emocional. Preguntados por qué hacen cuando sienten este sentimiento, el 36,6% asegura que optan por aislarse. Buscar soluciones en Internet (16,1%), restringir la alimentación o darse atracones (14%), o rezar (7,3%) fueron otras de las respuestas más frecuentes.
El objetivo de este estudio es analizar dónde y cómo buscan ayuda los jóvenes que sufren problemas de salud mental, entendido como una experiencia subjetiva de sufrimiento o desazón psíquica, tal y como definen los propios autores del estudio.
Para ello, un total de 4.008 personas han respondido a un cuestionario en línea. De ellas, 2.013 tenían edades comprendidas entre los 16 y los 32 años, y las 1.995 restantes eran personas de entre 33 y 48 años. Por género, 2.008 participantes eran hombres y 2.000 mujeres, residentes de todas las comunidades autónomas.
De entre los factores que contribuyen a explicar que solo el 26% de los jóvenes acuden a profesionales cuando sienten malestar emocional, el coautor del estudio, David Fraguas, ha destacado tres aspectos: "El primero, las dificultades de acceso a la ayuda profesional, que no es rápido y no es fácil conocer las opciones disponibles ni el medio de acceso a ellas. El segundo, la limitada capacidad de seguimiento de la atención profesional: puede darse una duración escasa de cada consulta o el seguimiento puede ser de baja frecuencia durante las citas. El tercero es la percepción de que la ayuda profesional no será útil".
Más del 80% de los jóvenes que buscan ayuda en los profesionales de la salud lo hacen de forma presencial, mientras que el 30% lo hace de manera telemática.
En cuanto al tipo de ayuda recibida, lo que más valoran los jóvenes es que los escuchen (73,6%), seguido de que les den consejos (49,8%) o les dediquen tiempo (41%), entre otros. "Ser escuchados, en toda la amplitud de esta expresión, es una de las demandas que más encontramos en la población joven", señala la investigadora Sara Toledano. "Creemos que este es un aspecto muy importante para pensar en posibilidades de ayuda tanto desde el ámbito profesional como desde el ámbito familiar o educativo. Las personas jóvenes necesitan tiempo y espacio en todos estos ámbitos para expresar su malestar, entenderlo y afrontarlo".
Pedir ayuda no es fácil. Sin embargo, dar este paso es clave para solucionar los problemas de salud mental. Según los expertos, los aspectos que facilitan buscar ayuda profesional a los jóvenes son la asequibilidad de la terapia, una oferta adaptada a sus necesidades, que la solicitud de ayuda sea sencilla y de rápido acceso, flexibilidad en los horarios, etc.
Los investigadores llevaron a cabo un análisis para detectar las variables que guardan relación con la decisión de pedir ayuda o no hacerlo. Entre las conclusiones destacan que es más frecuente que se lleve a cabo entre las mujeres que entre los hombres (un 50% más). Aunque también se incluye el hecho de vivir en una ciudad de más de 500.000 habitantes (un 30% más frecuente que vivir en una población más pequeña), así como mantener contacto habitual con familiares y amigos (un 40% más frecuente).
Los jóvenes atribuyeron el malestar emocional a factores como las preocupaciones cotidianas (69%), los problemas relacionados con el trabajo o los estudios (46%), las discusiones (44%), el sentimiento de soledad (35%), los problemas económicos (32%), la insatisfacción con la imagen personal (30%), la muerte de un ser querido (25%) y la separación de la pareja (16%).
Las preocupaciones cotidianas que generan este tipo de malestar en jóvenes no forman un grupo homogéneo, sino que incluyen cuestiones tan distintas como la inquietud por el cambio climático, las guerras, el temor a perder el trabajo o a no encontrarlo, la ausencia de una vida social plena, los sentimientos de soledad o los problemas familiares, entre muchos otros. "La heterogeneidad de los motivos de preocupación y el hecho de que muchos estén basados en situaciones concretas cuya solución está fuera del ámbito de la intervención en consultas de salud mental, justifica que, en muchos casos, los jóvenes no soliciten ayuda a profesionales de la salud mental cuando tienen malestar emocional", detalla el investigador y coautor del estudio, David Fraguas.
El principal indicador de malestar emocional para el 75% de los jóvenes fue el hecho de sentirse triste, seguido de tener pensamientos pesimistas (60%) y problemas para conciliar el sueño (30%).
Además, según el estudio, se encuentra relacionado con causas específicas en mayor medida que para las personas adultas. "Estos aspectos, junto con la caracterización del malestar como un fenómeno pasajero, ayudan a entender la consideración del malestar emocional en esta generación", explica Toledano.
"Cuando dicen 'malestar emocional' están diciendo 'sentimientos de tristeza y pesimismo' asociados a las circunstancias de la vida y con una temporalidad limitada”, añade. En este sentido, los expertos reclaman “profundizar más” en el concepto de malestar emocional para entender mejor “la crisis de salud mental” actual y así poder definir estrategias eficaces para atenderla.