
Por Virginia Delgado
18 de diciembre de 20253.953. Este es el número de personas que se suicidaron en España en 2024, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Una cifra inferior a la registrada en 2023, cuando se quitaron la vida 4.116, y a la de 2022, año en el que se contabilizaron 4.227.
Mirándolo desde otra perspectiva, el fatal dato de 2024 corresponde a 11 suicidios cada día. Los hombres volvieron a superar a las mujeres en esta pesarosa lista, que recoge 2.902 suicidios de los primeros y 1.051 de las segundas.
Por franjas de edad, el mayor volumen se dio en personas de entre 45 y 60 años, con 1.377 casos. En cuanto a los mayores de 65, se quitaron la vida 1.162, una cifra que representa un tercio del total.
Aunque los números descienden cuando se habla de jóvenes, adolescentes y niños, las cifras de este colectivo siempre serán alarmantes. El año pasado se suicidaron 120 chicos y chicas de edades comprendidas entre los 20 y 24 años, y 90 menores de 19 (de ellos, 12 no habían cumplido los 15). Este último ha sido el peor dato desde el año 2000, cuando acabaron con su vida 98 niños y adolescentes.
¿Por qué ocurre este triste suceso entre el colectivo más joven? ¿Qué está ocurriendo para que en los últimos 25 años los trágicos números no dejen de crecer? Carla Duch Ceballos, psicóloga general sanitaria, explica a Medicina Responsable que las adolescencias de ahora son distintas a las de antes. “Hay una nueva adolescencia y los padres, profesores, educadores y políticos no estamos preparados y no sabemos acompañar”, señala. “Esto hay que sumarlo -añade- a que es una época en la que uno se siente triste, la tristeza es parte del duelo de la adolescencia. Dejas de ser niño, te conviertes en una nueva persona, dejas a los padres de la infancia y de repente son reales. Los adolescentes están muy solos y vacíos de identidad”.
Según la psicóloga, ya no sólo el uso excesivo de redes sociales e Internet puede tener que ver con el incremento de las tasas de suicidio, también lo está la falta de esperanza que siente este colectivo. “El mundo en los últimos años ha empeorado muchísimo; guerras, crisis económicas… Ven su futuro como algo horroroso. Piensan que no van a tener trabajo ni vivienda, que no van a tener oportunidades. Se preguntan qué sentido tiene su vida”, manifiesta Duch Ceballos.
En este aspecto, la psicóloga da un toque de atención a los adultos. “Tenemos mucha responsabilidad en su desesperanza porque no hablamos del futuro como algo positivo”, añade. También, considera que hay que dar un tirón de orejas a los medios de comunicación no sólo por sus titulares “catastróficos y muy negativos”, sino por cómo abordan las noticias que informan de los suicidios de adolescentes. “Muchos medios lo hacen de tal manera que a los chicos les atrae el suceso, provocan un efecto llamada y morboso. Hay que hablar de suicidio, pero con mucho cuidado y responsabilidad. Entre adolescentes, se romantiza muchísimo el estar deprimido”, subraya.
El hecho de que un tercio de las personas que se suicidaron en 2024 fueran mayores de 65 y de que los hombres acaben con su vida más que las mujeres, también puede tener un porqué.
Sobre esta última realidad, la psicóloga general sanitaria explica a Medicina Responsable que el tener ellas más personas a su cargo (hijos y padres) les impide tomar la fatal decisión. “No quieren dejar sola a la gente que tienen a su alrededor ni hacer daño a sus seres queridos. Respecto a los hombres, muchas veces la decisión de suicidarse la toman por malas decisiones económicas”, señala.
En cuanto a las tasas de suicido en los más mayores, Duch Ceballos lo vuelve a achacar a la desesperanza. “Llega un momento de tu vida en la que has perdido a tu pareja, familiares y amigos y te sientes muy solo. Por otra parte, sientes que perteneces a otra época distinta. Avanza la ciencia y vivimos más años, pero ¿con qué calidad de vida la alargamos?”, concluye.