El vaper: ni menos dañino ni menos adictivo. Sus peligros para la salud

Desde hace años, una de las grandes luchas de los médicos, profesionales sanitarios e instituciones es contra el tabaco, la segunda sustancia psicoactiva más consumida en nuestro país. Cuando parecía que la ley de 2005, y su actualización en 2010, que prohíbe fumar en espacios públicos cerrados, conseguía poner coto al tabaquismo en España, la encuesta EDADES 2022, del Ministerio de Sanidad, mostraba que el número de personas que fumaban tabaco a diario había crecido con respecto a 2020, alcanzando el 33,1%. Y esto a pesar de ser la principal causa de muerte evitable del mundo y desencadenante de numerosas enfermedades.

Ahora, además, hay un nuevo enemigo: los vapeadores. “La puerta de entrada de muchos jóvenes para adquirir el hábito de fumar”, subraya el doctor Luis Manuel Entrenas, jefe del servicio de neumología del Hospital Quirónsalud Córdoba. Actualmente, la edad de inicio del tabaquismo se sitúa en torno a los 13 años en España y su prevalencia entre los fumadores adolescentes es de casi el 30%, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

Según el doctor Entrenas, todos los productos de tabaco son peligrosos y adictivos, por ello, alerta de la falsa sensación de seguridad al consumir nuevas formas de tabaquismo como cigarrillos electrónicos, pipas de agua o preparaciones orales para masticar. “Estamos asistiendo a distintos episodios en los que personas muy jóvenes consumen este tipo de productos, pensando que son menos dañinos y menos adictivos, cuando en realidad son todo lo contrario”, ya que contienen las mismas sustancias nocivas que el cigarrillo tradicional y, aunque en concentración menor, son capaces de causar los mismos problemas de salud. En este sentido, la doctora Laura Pérez, neumóloga del Hospital Quirónsalud Tenerife, añade que “el hecho de que estos dispositivos manejen concentraciones menores de tóxicos, no quiere decir que no sean dañinos”. Además, la evidencia científica no corrobora que sea un método para dejar de fumar; pero sí ha podido demostrar que ha logrado aumentar el número de fumadores duales. "No reduce la dependencia, porque muchos de estos cigarrillos contienen nicotina; y tampoco disminuye el hábito de fumar", insiste.

De la EPOC al cáncer de pulmón

El consumo de tabaco tiene un impacto negativo en la salud pulmonar y está ampliamente relacionado con diversas enfermedades respiratorias, además de mermar el sistema inmune y hacer más propensos a los fumadores a contraer infecciones. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, el tabaquismo es una epidemia que mata hasta a la mitad de las personas que lo consumen. Cada año, más de ocho millones de personas fallecen a causa del tabaco, de las cuales, siete millones se deben al consumo directo y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición de no fumadores al humo ajeno. Para la doctora Pérez, aunque hay personas que pueden desarrollar cáncer de pulmón sin haber fumado, “es un porcentaje muy pequeño y la mayor parte de los pacientes han sido fumadores. Estos tienen 30 veces más probabilidades de desarrollar este cáncer”. 

Pero no es el único problema. La EPOC o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica tiene un importante impacto en la vida de las personas que la padecen. Sus principales signos de alarma son falta de aire, sonidos respiratorios y sibilantes, opresión en el pecho y tos crónica, sin embargo, se calcula que un 73% de los pacientes con EPOC no saben que la sufren. Además, se calcula que en 2030 la EPOC será la tercera causa de muerte prematura. 

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