
Por Santiago Melo
6 de noviembre de 2025El consumo habitual de alcohol en grandes cantidades podría tener consecuencias más graves de lo que se pensaba hasta ahora. Un nuevo estudio de la Universidad de Harvard, publicado en la revista Neurology, ha detectado que quienes consumen tres o más bebidas alcohólicas al día presentan un riesgo mucho mayor de sufrir accidentes cerebrovasculares hemorrágicos, los más mortales, y lo hacen además a edades significativamente más tempranas.
Los datos son contundentes: las personas que beben en exceso presentan hemorragias cerebrales 11 años antes que quienes no lo hacen. Según la investigación, quienes mantenían este hábito sufrían estos eventos a una edad promedio de 64 años, frente a los 75 años del resto de pacientes. Además, los investigadores detectaron que las hemorragias cerebrales eran un 70% más grandes en estos casos, con complicaciones más severas y peor pronóstico.
Una bebida alcohólica estándar equivale aproximadamente a 355 mililitros de cerveza, 148 mililitros de vino o 44 mililitros de licor. Según los investigadores, consumir tres o más de estas unidades al día supone un consumo excesivo que incrementa notablemente el riesgo de sufrir daño cerebral severo.
El estudio, liderado por el doctor M. Edip Gurol, profesor de Harvard y miembro de la Academia Estadounidense de Neurología, evaluó a más de 1.600 pacientes hospitalizados por hemorragia intracerebral. De ellos, un 7% cumplía con criterios de consumo excesivo, definido como la ingesta habitual de tres o más bebidas alcohólicas al día.
Los análisis por imagen revelaron que, además del mayor riesgo de ictus, estos pacientes presentaban signos avanzados de enfermedad de pequeños vasos cerebrales, una alteración crónica que deteriora la sustancia blanca del cerebro. Esto se traduce en una mayor probabilidad de padecer deterioro cognitivo, dependencia funcional o demencia con el paso del tiempo.
La investigación también observó otros factores de riesgo: quienes bebían más mostraban recuentos bajos de plaquetas, hipertensión arterial y mayor frecuencia de hemorragias profundas o extensas, lo que empeora las posibilidades de recuperación tras un ictus.
Aunque se trata de un estudio observacional, y no permite establecer una relación directa de causa-efecto, sus autores advierten de la importancia de tomar medidas preventivas. “Reducir el consumo excesivo de alcohol no solo puede disminuir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular hemorrágico, sino también frenar el deterioro del cerebro a largo plazo”, concluye Gurol.