
Por Medicina Responsable
29 de octubre de 2025"El 90% de los ictus podrían evitarse con hábitos de vida cerebro-saludables y mediante el control de factores de riesgo modificables, por lo que está en manos de todos reducir el número de accidentes cerebrovasculares". Así lo ha afirmado el presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), el doctor Jesús Porta-Etessam durante una jornada organizada por la SEN y la Fundación Freno al Ictus, junto al Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN (GEECV-SEN).
Además, ha advertido de que, en caso de no revertir la actual tendencia, el 25% de los españoles acabará sufriendo un ictus a lo largo de su vida, por lo que ha incidido en la importancia de la prevención y de la educación sanitaria desde edades tempranas.
Durante el evento, celebrado de cara al Día Mundial del Ictus que se conmemora este 29 de otubre, también ha intervenido la neuróloga del Hospital Universitario de Cruces de Bilbao y coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN (GEECV-SEN), la doctora María del Mar Freijo Guerrero, quien ha señalado el "enorme impacto social" del ictus en España. "Provoca cerca de 120.000 nuevos casos al año y constituye la primera causa de muerte en mujeres y la principal causa de discapacidad adquirida en adultos. Aunque la mortalidad ha disminuido en las últimas dos décadas gracias a los avances terapéuticos -como la trombólisis y la trombectomía-, el número de personas que viven con secuelas crónicas aumenta debido al envejecimiento de la población y a una mayor supervivencia tras el episodio", ha detallado Freijo.
También ha señalado que las previsiones apuntan a que la incidencia del ictus crecerá un 81% y la prevalencia un 71% para 2050, con especial impacto en mujeres mayores de 80 años y hombres de entre 70 y 79. "Factores como la hipertensión, el colesterol elevado, la diabetes, el tabaquismo y el sedentarismo siguen siendo determinantes: controlar la presión arterial y el colesterol podría reducir hasta en un 47% y un 20% la incidencia del ictus. La prevención, la adherencia a los tratamientos y la innovación tecnológica serán claves para frenar esta tendencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes", ha destacado.
Por otro lado, la especialista ha recalcado la importancia de abordar la vida después del ictus y de reforzar tanto la rehabilitación como el apoyo sociosanitario y la adherencia terapéutica, unos pilares "esenciales" para reducir la discapacidad y evitar recurrencias. Un seguimiento coordinado entre Atención Primaria, neurólogos y personal de enfermería es igualmente "fundamental" para garantizar que los pacientes comprendan y mantengan sus cuidados a largo plazo, aunque también ha señalado la importancia de la innovación y la robótica como herramientas que permitirán ofrecer una rehabilitación más personalizada y un acompañamiento continuo a los pacientes y sus familias.
La enfermera referente de cuidados en neurología del Hospital La Fe de Valencia y vocal del grupo GENSEDENE de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica, Purificación Enguix Bou, ha abordado el "papel esencial" de los enfermeros en la detección precoz del ictus y en la atención continuada y humanización del cuidado de los supervivientes. "Los cuidados enfermeros tienen un impacto directo en la evolución de un paciente que ha sufrido un ictus, reducen las secuelas y la mortalidad. El personal de enfermería entrenado y formado en enfermedades cerebrovasculares es el principal activo de las unidades de ictus. Detectar y prevenir complicaciones en la fase subaguda es una tarea enfermera: acompañamos, velamos y enseñamos al paciente y su familia, detectando necesidades y transformándolas en soluciones", ha afirmado Enguix.
En relación a ello, diferentes expertos han puesto de relieve la necesidad de reforzar la continuidad asistencial, ofrecer mayor apoyo psicosocial a pacientes y cuidadores, y promover una sociedad más inclusiva y empática con las secuelas invisibles del ictus. La trabajadora social y responsable de proyectos de inclusión de la Fundación Freno al Ictus, Claudia Trujillo, ha subrayado la importancia de "conectar" el sistema sanitario y el sistema social para garantizar una continuidad asistencial de calidad que cubra las necesidades de los pacientes en cualquier fase de la enfermedad.
Mientras tanto, la neuróloga de la Unidad de Patología Cerebrovascular del Hospital Universitario Clínico San Carlos (Madrid) y coordinadora científica de la Estrategia en Ictus del Sistema Nacional de Salud, la doctora Patricia Simal, ha hablado sobre la importancia de aprender sobre la experiencia de los pacientes. "El ictus es una enfermedad que nos puede tocar a todos y, detrás de cada caso, hay una historia de vida, no solo un diagnóstico. Como profesionales, tenemos mucho que ofrecer, pero también mucho que aprender de quienes lo han vivido en primera persona. Estos espacios de diálogo ponen en valor la necesidad de construir juntos una atención más coordinada, integral y humana", ha añadido.