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La resistencia a los antibióticos aumenta un 40% en cinco años: ya es una de las mayores amenazas mundiales para la OMS

Un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud alerta de que bacterias como E. coli o K. pneumoniae presentan cada vez más complicaciones en su tratamiento y aboga por un enfoque One Health

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La resistencia a los antibióticos aumenta un 40% en cinco años: ya es una de las mayores amenazas mundiales para la OMS

Por Clara Arrabal

13 de octubre de 2025

La resistencia a los antibióticos ha aumentado un 40% entre 2018 y 2023, lo que quiere decir que hasta una de cada seis infecciones bacterianas no han respondido a los tratamientos correctamente. Así lo pone de manifiesto el Informe Mundial sobre la Vigilancia de la Resistencia a los Antibióticos 2025 elaborado por la Organización Mundial de la Salud, que afirma que esta “es una clara advertencia de que el aumento de la resistencia a los antibióticos esenciales constituye una amenaza creciente para la salud mundial”.

Entre sus principales conclusiones, alerta de que la mayor preocupación está en los patógenos bacterianos gramnegativos (como la E.coli) por ser los más peligrosos a escala mundial o que el riesgo de resistencia a los antibióticos se agrava en aquellos países donde los sistemas de salud carecen de capacidad para diagnosticar o tratar patógenos bacterianos. Sin embargo, también aporta algo de esperanza: “Se ha avanzado mucho en su vigilancia, y el número de los países que participan en su medición se ha cuadruplicado desde 2016”, señala el informe.

Este documento se ha elaborado a través de los datos que han aportado más de 100 países a través del Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos y de su Uso (GLASS) y, por primera vez, presenta estimaciones de la prevalencia a la resistencia en 22 antibióticos para tratar infecciones urinarias, gastrointestinales, del torrente sanguíneo y la gonorrea.

Una amenaza creciente a nivel mundial

La resistencia antimicrobiana ya constituye una de las mayores amenazas para la salud humana. De hecho, según los datos del Instituto de Salud Global de Barcelona, en 2021 fue la responsable de al menos 4,71 millones de muertes a nivel mundial. En España, se estima que fallecen unas 4.000 personas anualmente por infecciones resistentes y, en Europa, alrededor de 35.000.

Entre los patógenos más peligrosos se encuentran las bacterias gramnegativas farmacorresistentes, como la E. coli o la K. pneumoniae, las infecciones bacterianas más graves y que con frecuencia desembocan en sepsis, insuficiencia orgánica e incluso la muerte. “Más del 40% de las infecciones mundiales por E. coli y del 55% por K. pneumoniae son resistentes a las cefalosporinas de tercera generación, el tratamiento de primera elección para esas infecciones. Y en la Región de África, la resistencia incluso supera el 70%”, advierte el informe.

Los carbapenémicos y las fluoroquinolonas también están en el punto de mira de la OMS. Estos, que se presentan como “antibióticos esenciales que salvan muchas vidas”, son cada vez menos eficaces contra E. coli, K. pneumoniae, Salmonella o Acinetobacter, lo que reduce las opciones terapéuticas y obliga a recurrir a antibióticos de último recurso que son “más costosos, de difícil acceso y en muchas ocasiones no están disponibles en los países de ingreso bajo y mediano”, pone de manifiesto el informe.

África, el continente más castigado

En este sentido, la OMS también advierte de que la resistencia antimicrobiana afecta en mayor medida a los sistemas de salud con menos recursos. “En algunas partes del mundo una de cada tres infecciones es resistente a los antibióticos comunes, lo que significa que lo que antes se podía tratar con comprimidos, ahora requiere tiempo de hospitalización y, en algunos casos, no tiene ningún tratamiento eficaz”, explica en declaraciones a Science Media Centre Trent Yarwood, médico especialista en enfermedades infecciosas y miembro de la Sociedad Australiana de Enfermedades Infecciosas.

África es el continente más castigado, según el informe: mientras que los gérmenes que causan infecciones urinarias y algunas sanguíneas pueden ser resistentes a los antibióticos en más de la mitad de los casos a nivel mundial, en África se eleva hasta más de dos tercios.

Vigilancia y enfoque One Health

Ante esta realidad, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció en 2024 algunas metas para hacer frente a la resistencia antimicrobiana. Estas se basaron en el fortalecimiento de los sistemas de salud y la implantación del enfoque One Health para coordinar la salud humana, animal y el medioambiente. Además, el número de países que participan en el GLASS ha aumentado de 25 en 2016 a 104 en 2023, aunque el 48% no notificaron sus datos y aproximadamente la mitad de los que sí lo hicieron seguían sin tener sistemas para generar información fiable.

“Para combatir este creciente desafío, los países deben comprometerse a fortalecer los sistemas de laboratorio y generar datos de vigilancia fiables, especialmente en zonas insuficientemente atendidas para orientar los tratamientos y las políticas” ha alentado la OMS. Además, ha hecho un llamamiento a que todos los países comuniquen al GLASS los datos de calidad sobre resistencia antimicrobiana a más tardar en 2030.

En consonancia con la OMS, son cientos de expertos los que también apuestan por un enfoque One Health ya que “la resistencia a los antibióticos no se limita a los hospitales y no solo se propaga a través de bacterias dañinas”, como afirma Verlaine Timms, investigadora sénior en la Universidad de Newcastle (Australia) a Science Media Centre. “También puede ser transmitida por microbios inofensivos que se encuentran en los animales, el agua, el suelo e incluso dentro de nuestros propios cuerpos y, al fijarnos únicamente en los microbios que enferman a las personas, estamos ignorando la red más amplia que contribuye a la propagación de la resistencia”, explica.

Por su parte, Trent Yarwood hace hincapié en la necesidad de instaurar políticas de prevención eficaces, aunque sea a pequeña escala. “Todo el mundo puede hacer algo para combatir la resistencia a los medicamentos, como lavarse las manos, vacunarse, practicar una buena seguridad alimentaria y tomar antibióticos solo cuando sean necesarios y durante el tiempo recomendado por su médico. Este informe destaca que todos estamos conectados, por lo que el mundo debe trabajar conjuntamente para ayudar a resolver el problema”, concluye. 



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