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Quemar incienso puede generar problemas de salud, especialmente en alérgicos y asmáticos

Un estudio estadounidense sugiere que cada gramo de incienso produce hasta 45 mg de partículas, en comparación con los 10 mg generados por los cigarrillos

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Quemar incienso puede generar problemas de salud, especialmente en alérgicos y asmáticos

Por Andrea Martín

28 de octubre de 2024

Aunque el incienso ha sido usado durante siglos en prácticas religiosas, meditativas y culturales por su capacidad de crear un ambiente relajante y eliminar olores de forma natural, un grupo de médicos del Philadelphia College of Osteopathic Medicine (PCOM) Georgia en Suwanee, Estados Unidos, ha advertido sobre sus riesgos para la salud, especialmente para niños, ancianos y personas con afecciones respiratorias. Durante la Reunión Científica Anual del Colegio Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología (ACAAI), que se celebra este año en Boston, los especialistas han presentado un caso clínico que alerta de los efectos potencialmente dañinos de esta práctica.

El doctor Gomeo Lam, autor principal del estudio, expuso el caso de una mujer de 87 años con asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), quien, a pesar de recibir oxigenoterapia, continuaba quemando incienso diariamente como un acto de veneración a sus antepasados. Los médicos le recomendaron evitar su uso, pero la paciente se resistía a hacerlo debido a su valor simbólico.

Un peligro oculto: emisiones tóxicas comparables al humo del tabaco

Los especialistas destacan que el incienso genera vapores con sustancias como carbono, azufre, óxidos de nitrógeno, formaldehído y compuestos volátiles policíclicos, algunos de ellos conocidos por ser cancerígenos. Los estudios sugieren que cada gramo de incienso produce hasta 45 mg de partículas, en comparación con los 10 mg generados por los cigarrillos. Además, los expertos advierten que el humo del incienso se acumula en espacios cerrados y puede impregnar muebles, ropa y otros objetos, manteniéndose en el ambiente por meses, lo que se conoce como humo de tercera mano.

Mary Lee-Wong, alergista y coautora del estudio, señala que los efectos adversos del humo del incienso incluyen dolores de cabeza, disfunciones respiratorias, reacciones alérgicas y sensibilidad dermatológica, efectos que afectan a los fumadores pasivos, incluyendo a niños y familiares.

Para quienes desean mantener esta tradición sin riesgos para su salud, los especialistas sugieren sustituir el incienso por dispositivos eléctricos o difusores de vapor aromático, que eliminan la combustión y reducen la exposición a compuestos nocivos. También recomiendan una mejor ventilación y limitar el tiempo de exposición al humo.

El estudio enfatiza la importancia de que los profesionales sanitarios consideren el valor cultural de esta práctica al hacer recomendaciones y orienten sobre alternativas que minimicen los riesgos. “Es fundamental encontrar un equilibrio entre el respeto por las tradiciones y el cuidado de la salud”, concluyen los expertos, quienes destacan que prácticas más seguras pueden honrar el simbolismo del incienso sin sacrificar el bienestar de quienes lo utilizan.



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