Por Juan García
1 de julio de 2025Comienza el mes de julio y, con él, para millones de españoles el momento de las ansiadas vacaciones de verano. Viajes, desconexión y relajación de los hábitos son sinónimos de vacaciones para la mayoría, lo cual resalta la necesidad de no descuidar la salud para evitar disgustos en el momento menos indicado. Desde las recomendaciones de vacunación para quienes viajan a destinos exóticos hasta consejos para meter un botiquín práctico y adecuado en la maleta, hay toda una serie de preparativos previos y consideraciones para evitar riesgos en destino que no pueden dejar de formar parte de nuestro equipaje.
Uno de los grandes aliados de las vacaciones, el sol, es también un peligro potencial para la salud. Desde el Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF) recuerdan las claves para una exposición solar saludable, que pasan en primer lugar por aplicar crema solar tópica de amplio espectro media hora antes de la exposición y evitar quedarse al sol en las horas centrales del día. Una recomendación que también es extensible a los días nublados. La protección frente a la radiación solar también pasa por los ojos, por lo que la recomendación es usar gafas de sol homologadas que absorban al menos el 99% de los rayos ultravioleta.
Son diversas las patologías que provoca el exceso de exposición al sol tanto para la piel como para los ojos, escalando en gravedad hasta ser un factor de riesgo oncológico. Además, es importante recordar que estas precauciones deben extremarse en el caso de los niños.
Para hacer un buen botiquín de cara a cualquier viaje, se deben tener en cuenta tanto elementos para curar heridas y otros inconvenientes, como ciertos medicamentos que pueden ser útiles frente a las patologías más habituales. Antisépticos, esparadrapos, vendas, gotas oculares, repelentes de insectos o descongestionantes nasales son los elementos fundamentales para primeros auxilios.
En declaraciones al Science Media Centre (SMC), la coordinadora del Grupo de Trabajo de Vacunas del Viajero de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Rosa López, señala los tres tipos de patología más frecuentes: enfermedades gastrointestinales, síndromes febriles y alteraciones dermatológicas. Frente a patologías de este tipo, desde el CGOCF recomiendan contar con analgésicos y antipiréticos, antiinflamatorios no esteroideos, antihistamínicos, antidiarreicos y sales de rehidratación oral, antiácidos y/o protectores gástricos como los medicamentos que pueden ser más útiles.
África González Fernández, catedrática de Inmunología en la Universidad de Vigo, señala que lo más importante es planificar las posibles vacunas y todo lo necesario de cara al viaje con “al menos, dos o tres meses”.
En España, la vacunación asociada a los viajeros internacionales se administra en los 101 Centros de Vacunación Internacional repartidos por todo el país. Allí se administran las vacunas necesarias para viajar a ciertos destinos con precios que varían según la comunidad autónoma. Aunque hay que ajustar las inmunizaciones en función del destino y la época del año, las principales son la de la hepatitis A, la fiebre tifoidea, la fiebre amarilla y el refuerzo de la vacuna de tétanos-difteria-tosferina.
Hay algunos países que exigen la vacunación de forma obligatoria frente a ciertas patologías, pudiendo acreditarse a través del Certificado Internacional de Vacunación o Profilaxis. Es el documento oficial en el que el personal sanitario cumplimenta y certifica las vacunas y tratamientos preventivos o profilácticos que se administran a quienes lo requieran para sus viajes.
El mantenimiento de una alimentación saludable es una norma fundamental a lo largo de todo el año, pero en la que hay que hacer hincapié durante las vacaciones. El aumento de las comidas fuera de casa y celebraciones, la ruptura con la rutina o las limitaciones de alimentos o material de cocina en alojamientos vacacionales y segundas residencias son los motivos más habituales para volver de vacaciones con unos kilos de más. Pero, más allá del peso, el cuidado de la alimentación es la mejor forma de evitar contratiempos para la salud.
Desde el CGCOF instan a aumentar el consumo de frutas y verduras, así de comidas ligeras como ensaladas o gazpachos. Además, apuestan por elegir proteínas magras más ligeras, como pollo, pescado, legumbres y tofu, e incorporar comidas con grasas saludables, como aguacate, nueces y aceite de oliva. Y, sobre todo, limitar lo máximo posible el consumo de ultraprocesados y mantener una hidratación constante.
Desde el SMC también han recopilado una serie de recomendaciones de salud de cara a las vacaciones que incluyen alimentos a evitar en destinos internacionales, especialmente en países en desarrollo, tropicales o subtropicales. En estos lugares, las autoridades sanitarias recomiendan no consumir alimentos mantenidos a temperatura ambiente, aquellos crudos o no cocinados totalmente, los que contengan huevos crudos o poco cocinados, y la fruta con piel dañada. También invitan a prestar atención al agua, evitando hielo en bebidas y helados en general.
En destinos exóticos, los baños también son un momento donde es importante ser precavidos. Los cursos de agua, canales o lagos tropicales pueden estar infectados por larvas que penetran en la piel y provocan enfermedades. También en el mar los baños pueden derivar en picaduras de medusas o peces o incluso dermatitis por contacto con corales, crustáceos o anémonas.
En viajes tanto internacionales como más cercanos, una de las patologías más frecuentes es la llamada “diarrea del viajero”, producida por bacterias como E. coli, Shigella o Campylobacter), y por virus (como norovirus, adenovirus o rotavirus) o parásitos. Para evitarla, el principal método de prevención es la higiene alimentaria.
En cuanto a los síndromes febriles, la especialista de la AEV apunta a que, en su mayoría, suelen ser consecuencia de enfermedades transmitidas por mosquitos, “como el dengue, chikungunya, zika o malaria”, aunque también pueden estar ocasionados por microorganismos que se adquieren a través del agua y alimentos contaminados, como es el caso de la fiebre tifoidea.
Por último, las alteraciones en la piel suelen deberse a picaduras, infecciones, exposición solar, alergias o contacto con fauna y flora local.