Por Medicina Responsable
7 de agosto de 2025La mayor exposición de los pies, el aumento de la sudoración, el uso de calzado menos adecuado y el caminar descalzo por zonas poco seguras son algunos de los factores que hacen que nuestros pies sufran más en verano. Esto no es baladí: durante la época estival, son muchos los casos de infecciones, hongos, roturas de dedos, heridas, quemaduras o dolores prolongados a los que tienen que hacer frente los podólogos.
Por ello, advierten: “con la llegada del verano, los pies pasan a tener mayor protagonismo y el calor, el cambio de calzado y los hábitos estivales suelen provocar molestias, lesiones e infecciones si no tenemos un buen cuidado”. Así lo explica el especialista y profesor del Grado en Podología de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM) y de su Servicio Podológico Universitario, Aitor Pérez.
“Durante todo el año solemos llevar los pies cerrados en el calzado, evitando situaciones de riesgo como rozaduras, pequeñas abrasiones o traumatismos directos en la piel", apunta. Sin embargo, en estos meses el tipo de calzado cambia, pero no siempre beneficia a nuestros pies. ¿Cuál será el ideal, según los expertos, para las vacaciones?
Los especialistas afirman que el calzado más indicado en verano es el que ofrezca buena sujeción al tobillo sin comprimirlo, esté configurado con materiales naturales, con una suela antideslizante y que soporte correctamente el peso sin deformarse. "Con un buen cuidado, no debemos tener problemas con nuestros pies en la época estival. Hay que usar calzado adecuado con sujeción y estabilidad, hidratar y proteger la piel, evitar la acumulación de humedad y, ante cualquier duda o dolor, consultar con un podólogo", expone Aitor Pérez.
Asimismo, ha afirmado que, caminar descalzo también es beneficioso para la salud de nuestros pies, ya que sirve para potenciar su musculatura y estabilidad. Sin embargo, insta a hacerlo “siempre por zonas seguras”, porque "si lo hacemos en exceso o por superficies como las piscinas o la playa, podemos aumentar el riesgo de quemaduras por temperatura o infección por papiloma".
Por otro lado, los podólogos advierten de los peligros de usar zapatos poco adecuados para cuidar la parte más inferior de nuestro cuerpo. “Las chanclas son la peor de las opciones”, explica el experto, ya que "aumentan el riesgo de sufrir sobrecargas musculares, lesiones como la fascitis plantar, esguinces por inestabilidad, y otras patologías".
Esto se debe, entre otros factores, a que están diseñadas para distancias cortas, especialmente para proteger el pie de superficies húmedas como duchas o alrededores de la piscina, "pero no para realizar caminatas, por la falta de sujeción y, en ocasiones, por la calidad de los materiales de la suela y la altura del talón".
Por ello, el doctor ha destacado que "lo ideal es utilizar calzado con sujeción en la parte de detrás del pie o en el tobillo, con suela resistente, transpirable y fabricado con materiales no agresivos con la piel, para evitar la aparición de rozaduras o lesiones dérmicas".