Por Andrea Martín
17 de enero de 2025El isonitazeno, conocido en las calles como "iso" o "toni", es un opiáceo de la familia de la morfina y del fentanilo que ha captado la atención de las autoridades europeas debido a su elevada potencia y los riesgos asociados a su consumo. Este compuesto, de la familia de los nitazenos, es 40 veces más fuerte que el fentanilo y unas 130-140 veces más potente que la heroína, según explica el director médico de Medicina Responsable, Pedro Gargantilla.
Los nitazenos, desarrollados inicialmente en la década de 1950 con fines analgésicos, nunca fueron aprobados para uso humano debido a su alto nivel de toxicidad. Sin embargo, en los últimos años, han resurgido a través de laboratorios clandestinos, impulsados por la demanda de opioides y la escasez de opio cultivado en Afganistán.
El doctor Gargantilla explica que, “aunque el isonitazeno no ha llegado oficialmente a España, ya se ha detectado su consumo en países como el Reino Unido, Irlanda, Bélgica y Letonia”. Esta droga se distribuye ilegalmente en diferentes presentaciones como polvo, pastillas o inyectables, y a menudo se combina con alcohol, lo que incrementa el riesgo de sobredosis. Su color suele ser blanco, pero también podemos encontrarlo de color azul, marrón o amarillo.
Los efectos de una sobredosis incluyen dificultad respiratoria, pérdida de conciencia, vómitos o somnolencia, entre otros, síntomas que reflejan la alta letalidad de esta sustancia. "Un solo contacto con la piel o la inhalación accidental puede ser fatal", advierten los expertos.
Pedro Gargantilla señala que, aunque el isonitazeno lleva más de 70 años existiendo, la novedad radica en su consumo ilegal de forma masiva, lo que representa un desafío creciente para los sistemas de salud pública. "No es una droga única como la heroína, sino que incluye unos 20 tipos de derivados como el protonitazeno o el clonitazeno, de ahí que reciba el nombre de ‘toni’”, explica haciendo hincapié en la complejidad de este grupo de sustancias.
Las autoridades europeas instan a la población a informarse sobre los riesgos de los opioides sintéticos y evitar su consumo en cualquier forma. La vigilancia sanitaria y los programas de prevención se han intensificado para intentar frenar la propagación de esta sustancia letal.
Con un potencial analgésico que jamás llegó a ser aprobado para uso médico y su alto nivel de adicción, el isonitazeno representa una nueva amenaza en la crisis global de los opioides.