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"La sociedad de la nieve", Goya a la mejor película

Ansiedad, adaptación y cooperación: claves del instinto de supervivencia en “La sociedad de la nieve”

Macarena Sastre, psicóloga de Centro Creciendo, nos ayuda a comprender el proceso mental por el que pasaron los supervivientes del accidente aéreo de los Andes

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Ansiedad, adaptación y cooperación: claves del instinto de supervivencia en “La sociedad de la nieve”
Fotograma de la película "La sociedad de la nieve". Copyright: Netflix

Por Juan García

11 de febrero de 2024

El ser humano, cuando se expone a situaciones extremas, es capaz de desafiar los límites de su propio cuerpo. Sensaciones como la tristeza, el hambre o incluso el dolor, pasan a segundo plano cuando el organismo detecta que está en juego la supervivencia. Este es uno de los temas principales que se tratan en la epopeya cinematográfica de Juan Antonio Bayona sobre la tragedia aérea (o milagro, según se quiera mirar) de los Andes, y que se ha hecho con 12 premios Goya, incluido el de mejor película y mejor director (José Antonio Bayona) y  está nominada al Óscar como mejor película extranjera.

El 12 de octubre de 1972, el vuelo de la Fuerza Aérea Uruguaya 571, con 45 personas a bordo, se estrelló en el Valle de las Lágrimas, en medio de las montañas andinas, dejando a un grupo de pasajeros, formados en su mayoría por un equipo de rugby uruguayo, en medio de un entorno gélido e inhóspito sin más recursos que los restos del fuselaje de la nave y unos equipajes sin apenas provisiones. El accidente se convirtió en hazaña cuando 16 de los 45 pasajeros lograron de forma prodigiosa sobrevivir durante 72 días.

Si bien las sensaciones físicas producidas por la desnutrición, el frío o las heridas son lo bastante graves en una situación así, el mayor desafío para la supervivencia se encuentra a nivel mental, pues resulta complicado no dejarse dominar por estas y otras sensaciones. Por ello, desde Medicina Responsable hemos querido indagar en cómo se comporta la mente humana cuando los condicionantes externos de un lugar como la cordillera de los Andes ponen a prueba la resistencia de un grupo de seres humanos. Para ello hemos hablado con Macarena Sastre, psicóloga en Centro Creciendo, Madrid.

La ansiedad como principal mecanismo de supervivencia

“Las personas que se encuentran en situaciones tan extremas de este tipo están conectadas con su principal mecanismo de supervivencia: la ansiedad. Gracias a experimentarla luchan por su supervivencia”, expone Sastre a propósito de las prioridades que, tal y como aparece en la película, establecen los supervivientes en un primer momento: buscar refugio, agua, alimento y ajustar su temperatura corporal. Aunque la ansiedad es un trastorno diagnosticado que produce importantes efectos nocivos a nivel psicológico, en el caso de un contexto tan extremo significa que su cuerpo y su cabeza están funcionando bien. “Esta ansiedad que sienten es signo de la reacción adaptativa a una situación tan drástica. El dolor o la incertidumbre con la que también conviven pasan a un segundo plano”, explica la psicóloga. 

¿Y cómo es posible olvidarse del dolor, más aún cuando se tienen problemas considerables como úlceras, heridas o lesiones musculares y óseas? La psicóloga de Centro Creciendo aclara que “pueden conectarse con esas sensaciones en algún momento del día y buscar soluciones para paliar o mejorarlo, pero su misión es sobrevivir”.

Otra pregunta que asalta a muchos espectadores cuando ven la cinta es cómo los supervivientes se aferran a la vida con tanta intensidad y no desisten. En este sentido, Sastre explica que “la intensidad de sus emociones es tan fuerte que mientras estén atendiendo lo primario, poco a poco van buscando los motivos que tienen para seguir adelante y seguir luchado por su supervivencia. Y eso se convierte en el motor para ellos cada día”. 

La esperanza de ser rescatados y volver a reunirse con sus seres queridos juega en sus mentes un papel crucial a medida que van dando por cubiertas sus necesidades más básicas. También señala que es posible que se encontraran “reacciones puntuales al inicio de lo ocurrido por lo súbito del evento, como el estado de shock o disociación”. Este estado se entiende como una “fuga” temporal de la mente ante un sufrimiento emocional que no es capaz de asimilar. 

El espíritu de equipo

Otro de los factores que explican el éxito de los supervivientes es el espíritu de pertenencia a un equipo. “Es posible que gracias a que anteriormente se conociesen pudiese ayudarles a buscar esas motivaciones o incluso a potenciar la labor de cada uno cada día por la búsqueda de la supervivencia”. Este sentimiento de pertenencia al grupo, explica la psicóloga, también aparece cuando personas que no se conocen se enfrentan a una tragedia por el objetivo que comparten de sobrevivir. Así se generan “lazos de apego muy fuertes, algo intrínseco en el ser humano, la resiliencia”, para buscar la forma de no sufrir a pesar de las circunstancias. Como seres sociales, se vinculan emocionalmente los unos con los otros y se aferran a su motivación de seguir viviendo “a través de proyectarse en el futuro”. 

Sobre las posibles secuelas de una catástrofe de esta magnitud, Sastre señala el trastorno por estrés post traumático (TEPT) como la más común. Esta patología se caracteriza por revivir de forma constante la situación que ha generado ese estrés “mediante flashbacks, trastornos del sueño, pesadillas, ansiedad o depresión”, explica la psicóloga. Este trastorno puede provocar, a su vez, aislamiento social o agorafobia, por lo que resulta “vital” el acompañamiento psicológico para “poder seguir viviendo con esa marca emocional” sin que esto sea un factor limitante de por vida. 

En definitiva, la clave ante una situación así está en la mente. Quizá eso explique el enorme éxito de este largometraje en la medida que consigue sumergir al espectador en la psique de unos personajes que convierten su instinto de supervivencia en una proeza digna de ser contada.

 



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