Cepillo de dientes, el hogar de 10 millones de bacterias

Cada vez somos más conscientes de la importancia de mantener una buena higiene bucal, cepillándose los dientes después de cada comida y acudiendo al odontólogo de forma periódica. Pero pocas veces se habla de cuál es la mejor manera de mantener en óptimas condiciones los cepillos de dientes que, al fin y al cabo, son las herramientas que utilizamos para limpiar nuestra dentadura. Curiosamente, aunque se utilicen para llevar a cabo una buena limpieza, se estima que cada cepillo dental puede contener de media hasta 10 millones de bacterias. ¿Es esto peligroso para la salud bucal? ¿Cómo mantenemos limpios los cepillos?

“Tenemos que pensar que la boca es uno de los lugares donde más flora bacteriana hay en nuestro organismo. Según un estudio realizado por la Universidad de las Palmas de Gran Canaria y el Complejo Hospitalario Materno-Insular de Gran Canaria, hasta el 92% de los cepillos estudiados de una muestra de 100 personas estaban ampliamente contaminados”, explica el doctor Miguel Ángel Goenaga, del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Donostia y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica. 

El cepillo dental es un gran aliado para la higiene bucal diaria, si la técnica del cepillado es la correcta y el propio cepillo está en buen estado. En el momento en el que los filamentos del cepillo se deforman, pierden su eficacia y pueden dañar dientes y encías. Una higiene bucal efectiva se garantiza con un cepillo en condiciones óptimas, por esta razón, se recomienda renovarlo cada tres meses, ya que, de esta manera, evitamos que se convierta en un reservorio de bacterias. No obstante, siempre van a estar presentes, como es el caso de las bacterias del género Streptococcus, habitantes normales de la cavidad oral. “Pero también se encuentran bacilos gram negativos (flora más intestinal) y otros hongos o incluso virus”, añade el doctor Goenaga, que además indica que “hay muchas porque la biodiversidad de la flora orofaríngea es muy amplia y numerosa. Además, el baño, dónde solemos utilizar los cepillos puede potenciar otras fuentes de contaminación”.

Un cepillo contaminado puede convertirse en un potencial foco de infección y transmisión de enfermedades, de ahí la importancia de renovar el cepillo tras un episodio infeccioso, como un resfriado o una gripe. 

Consejos para un cepillo libre de bacterias

Hay dos acciones que se pueden llevar a cabo desde casa para mantener en las mejores condiciones de limpieza nuestros cepillos de dientes, desde una limpieza habitual hasta una desinfección más profunda. 

Uno de los errores más comunes es ponerle un capuchón al cepillo tras haberlo utilizado, fomentando que se quede húmedo y tarde más tiempo en secarse, por lo que los filamentos se convierten en un entorno idóneo para la proliferación de bacterias. La mejor opción es poner el cepillo bajo un chorro de agua caliente, que ablandará las hebras y facilitará su limpieza y, posteriormente, frotar las hebras de manera enérgica para eliminar el exceso de humedad. Además, hay que intentar que, si se tienen varios cepillos dentales en un mismo vaso, estos no se toquen. 

Por otro lado, se pueden utilizar productos como colutorios para realizar una desinfección del cepillo a través de tres simples pasos: sumergirlo en un vaso con un colutorio de clorhexidina durante al menos una hora, luego enjuagarlo con agua y dejarlo secar. Otra opción es utilizar pastillas para la desinfección de prótesis dentales y aparatos de ortodoncia cada quince días para mantener desinfectado el cepillo de dientes.

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