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El cannabis que se consume en la actualidad es hasta tres veces más potente y peligroso que hace diez años

La concentración de THC ha pasado del 4% al 17%, lo que incrementa notablemente el riesgo de adicción, trastornos psicóticos y deterioro cognitivo

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El cannabis que se consume en la actualidad es hasta tres veces más potente y peligroso que hace diez años

Por Santiago Melo

22 de julio de 2025

Aunque el cannabis sigue siendo la droga ilegal más consumida por los adolescentes, su uso en este grupo de edad ha descendido en los últimos años. Según los datos recogidos en el informe publicado por el Ministerio de Sanidad dentro del Plan Nacional sobre Drogas, el consumo entre jóvenes de 14 a 18 años ha caído un 40% en las dos últimas décadas. Este dato positivo contrasta, sin embargo, con un fenómeno alarmante: la creciente potencia del cannabis que se consume en la actualidad.

Según un artículo publicado en la revista académica Missouri Medicine y citado por la agencia de noticias científicas SINC, en la última década, la concentración de tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente psicoactivo del cannabis, se ha triplicado. Si a comienzos de los años 2000 la esta droga contenía un 4% de THC de media, hoy esa cifra se sitúa en torno al 17%, e incluso existen variedades con niveles que superan el 30%. Esta sustancia es responsable no solo del “subidón” que busca el consumidor, sino también de una serie de efectos secundarios potencialmente graves, sobre todo si el consumo comienza en edades tempranas.

La comunidad científica ha alertado de que el cannabis actual puede multiplicar por nueve el riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos, incluidos episodios psicóticos, esquizofrenia, ansiedad, depresión o conducta suicida. El impacto es especialmente preocupante en los adolescentes, cuyo cerebro todavía se encuentra en desarrollo. A mayor concentración de THC, mayor es el riesgo de adicción y deterioro cognitivo, tanto a corto como a largo plazo.

Además de la marihuana tradicional, la industria ha introducido productos de cannabis concentrado como aceites, comestibles, ceras o resinas que pueden alcanzar concentraciones de THC superiores al 90%. Estas formulaciones apenas contienen cannabidiol (CBD), un compuesto no psicoactivo que modula los efectos del THC, lo que incrementa aún más su toxicidad.

Investigaciones como las llevadas a cabo en Colorado (EE. UU.), uno de los primeros estados en legalizar su uso recreativo, muestran que la legalización y la percepción social de que el cannabis es una sustancia "natural" y "segura" han favorecido su normalización, sobre todo entre jóvenes. Desde entonces, el estado ha registrado un aumento del 65% en el consumo entre adolescentes de 12 a 17 años y una disminución significativa en la percepción del riesgo asociado.

Los expertos recuerdan que nuestro cerebro tiene receptores llamados cannabinoides, pero eso no significa que estén hechos para recibir el THC que contiene la marihuana. En realidad, forman parte de un sistema natural del cuerpo, el sistema endocannabinoide, que ayuda a regular funciones como el estado de ánimo, la memoria o el apetito. Cuando se consume THC en grandes cantidades, este equilibrio se rompe y puede tener efectos negativos sobre el cerebro, especialmente a largo plazo.



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