Por Andrea Martín
30 de octubre de 2024El cambio climático plantea una amenaza creciente para la salud a nivel mundial, según ha advertido el informe anual de The Lancet Countdown on Health and Climate Change 2024, el cual insta a reorientar los miles de millones de dólares destinados a financiar combustibles fósiles hacia una transición justa y rápida a una economía de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI).
La doctora Marina Romanello, directora ejecutiva de The Lancet Countdown, enfatizó que el año 2023 estableció nuevos récords climáticos con fenómenos extremos, desde olas de calor mortales hasta incendios forestales devastadores, que afectaron tanto a individuos como a economías a nivel global. “La expansión continua de combustibles fósiles y las emisiones récord de GEI no solo aumentan estos peligros, sino que amenazan con revertir los avances limitados logrados hasta ahora”, explicó Romanello.
El informe, publicado antes de la 29ª Conferencia de las Partes (COP) de la ONU, subraya los impactos del cambio climático en la salud mediante indicadores como el aumento de temperaturas nocturnas, pérdida de cubierta arbórea y fenómenos extremos. Según el análisis, las muertes por calor en mayores de 65 años aumentaron en un 167% respecto a la década de 1990, y se estima que las horas de trabajo perdidas en 2023 debido al calor fueron equivalentes a 835 mil millones de dólares en ingresos globales.
Además, el riesgo de enfermedades infecciosas mortales transmitidas por mosquitos ha aumentado notablemente, con un incremento del 46% en el riesgo de dengue en la última década. Esto ocurre en un contexto donde las comunidades más vulnerables, especialmente países con bajos recursos, son las más afectadas.
El profesor Wenjia Cai, copresidente de The Lancet Countdown, subrayó que la adaptación de los sistemas de salud a las crecientes amenazas climáticas no es suficiente y pidió más apoyo financiero y tecnológico para proteger a las poblaciones vulnerables.
Con este informe, The Lancet Countdown insta a gobiernos y empresas a priorizar la salud en sus políticas de cambio climático, garantizando que los mecanismos financieros respalden una transición energética equitativa y mejoren el bienestar global.