Por Juan García
22 de julio de 2025Uno de los temas candentes de la negociación del Estatuto Marco que planea reformar el Ministerio de Sanidad es la demanda de los médicos de crear un estatuto propio para la profesión. Desde que Sanidad presentara una primera versión para reformar el texto a comienzos de año, los sindicatos médicos han venido insistiendo en tener su propio espacio de negociación para sus condiciones laborales, de forma diferenciada al resto de profesionales sanitarios.
Este es un aspecto que ha abierto una brecha entre las organizaciones sindicales presentes en el Ámbito de Negociación y los propios representantes de los médicos. Los sindicatos generalistas y representantes del resto de colectivos sanitarios difieren de la necesidad de un estatuto exclusivo para los médicos y vienen reprochando al Ministerio que mantenga abierta una negociación paralela con los médicos. Por su parte, aunque a priori el estatuto médico es una reivindicación común a los sindicatos de facultativos, también hay división entre estas entidades por la forma de abordar la negociación.
Así, de un lado se encuentran la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) y el Sindicato Médico Andaluz (SMA) como promotores de la huelga médica del pasado mes de junio y que tiene una nueva convocatoria para octubre; y del otro, la plataforma Apemyf, que agrupa a más de una decena de sindicatos médicos autonómicos y otras entidades médicas.
En este contexto, CESM y SMA han remitido un comunicado en el que exponen sus argumentos para defender un estatuto médico. En él, trazan una cronología de cómo el colectivo ha llegado a su situación de hartazgo y “malestar” actual, denunciando la precariedad que acusan los facultativos. Estas organizaciones se remontan al momento de la transición como el inicio de un modelo de medicina pública basado en “sueldos precarios y coacción laboral”.
En esta línea, atribuyen a “prejuicios ideológicos” lo que, a juicio de estas organizaciones, consideran un desplazamiento a los médicos del papel de liderazgo del proceso asistencial que defienden que les corresponde. En este sentido, critican que estas funciones hayan sido asumidas por los gestores políticos y que se hayan atribuido algunas de las competencias que consideran exclusivas de los médicos a otros colectivos profesionales, como el reconocimiento de la capacidad de prescripción a enfermeras y fisioterapeutas.
Los sindicatos médicos buscan desembarazarse de la etiqueta de “colectivo privilegiado” que en muchas ocasiones aseguran que se les adjudica al plantear sus reivindicaciones. Frente a ello, denuncian la falta de representación que tienen los médicos en las negociaciones sanitarias. Un modelo de negociación que consideran que “favorece injustamente a los denominados sindicatos más representativos, a pesar de ser minoritarios en sanidad, y que nos obliga a negociar nuestras condiciones laborales en mesas generales donde somos minoritarios”.
Los sindicatos reivindican así contar con una jornada laboral “como la del resto de los trabajadores públicos, para que cualquier exceso de jornada sea voluntario y retribuido de forma justa”, pidiendo velar además por su derecho a la conciliación y al descanso.
La consecuencia que apuntan de estos agravios es la fuga de médicos tanto a la sanidad privada como al extranjero, dando lugar a una “crisis de la medicina pública”. “Las médicas y los médicos actuales no soportan más maltrato. No quieren sobrevivir a costa de unas guardias extenuantes y obligatorias”, expresan ambas entidades en el comunicado.
Voces del colectivo hablan de dejar atrás los complejos y plantarse en sus reivindicaciones propias la profesión, algo que han canalizado CESM y SMA a través de la convocatoria de huelga médica. Por ello, mantienen viva su agenda de movilizaciones y anuncian que van a “pelear sin descanso” por la mejora de sus condiciones laborales. Finalmente, hacen un llamamiento a la “unidad del colectivo” ante esta situación y resaltan la “necesidad imperiosa de cambio”.