Por Clara Arrabal
25 de abril de 2025Desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca el pasado 20 de enero, todo el planeta mira con recelo a la gran nación americana y a su presidente, expectante ante sus medidas políticas, económicas o migratorias.
Algunas de las más polémicas han sido la guerra de los aranceles, las deportaciones masivas, los encontronazos con otros líderes, su ambición expansionista... pero las políticas sanitarias también han generado críticas en la comunidad científica, entre ellas, el bioquímico español Joan Massagué, director del brazo científico del Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering, o el Nobel de Medicina de 2020, Harvey J. Alter.
Tan solo un día después de ser nombrado investido, el presidente ya anunció que el país abandonaría la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante 2025 debido a, según el propio Trump, “la mala gestión de la pandemia y otras crisis sanitarias mundiales” y “los pagos desproporcionados en comparación con las cuotas de otros países”.
Ante esto, la OMS ya ha advertido que tendrá que realizar recortes de personal por falta de presupuesto. Tedros Adhanom, el director general de la organización, anunció el pasado 23 de abril que la negativa de Estados Unidos de pagar sus cuotas en 2024 y 2025 “afectará a todas las oficinas regionales”.
Este 21 de abril el presidente anunció que congelaría 2.200 millones de dólares en subvenciones plurianuales a la Universidad de Harvard, siendo 1.000 millones de estos destinados a la investigación en salud.
Este anuncio de la Administración Trump llega después de la negativa de la universidad a ser partícipe de algunas medidas promovidas por el nuevo Gobierno, como eliminar los programas de diversidad o supervisar a los estudiantes extranjeros.
Más allá de Harvard, casi 2.000 miembros de las diferentes academias científicas estadounidenses han firmado una carta abierta en la que se denuncia el “ataque sistemático contra la ciencia” que está llevando a cabo la administración de Trump. “Enviamos este SOS como una advertencia clara: el sistema científico del país está siendo destruido”, alertan los expertos como la Nobel de Medicina de 2008, Françoise Barré-Sinoussi; poniendo el foco en la censura que están sufriendo, la falta de independencia, las amenazas financieras o la falta de información a la población.
Esta misma semana, la página web oficial del Gobierno de Estados Unidos dedicada a informar y prevenir sobre la Covid-19 ha cambiado su fachada y contenido en aras de concienciar a la población de que el origen de la pandemia fue una fuga accidental del virus en un laboratorio chino. “Lab Leak, the true origins of Covid-19” (en castellano, “Una fuga de laboratorio, el verdadero origen de la Covid-19") puede leerse en la portada principal de esta página web pública.
Aunque , hasta el momento no se han esclarecido del todo las causas de la pandemia que asoló al mundo el pasado 2020, un equipo de la OMS que se trasladó a Wuhan para investigar los hechos concluyó que la hipótesis principal es que el virus pasó de animales a humanos en un mercado de marisco, en Wuhan.
Todas estas acciones pueden tener efecto en el plano internacional, como ya han advertido decenas de ONGs. Médicos sin fronteras, por ejemplo, ha alertado de que los recortes de Estados Unidos a la ayuda exterior han provocado una interrupción masiva en programas de salud global y ayuda humanitaria, lo que supone un “riesgo catastrófico para millones de personas”, como ha explicado la directora ejecutiva de la entidad, Avril Benoît. "Estos recortes repentinos de la administración Trump son un desastre para millones de personas que luchan por sobrevivir en medio de guerras, brotes de enfermedades y otras emergencias", afirma Benoît.
En la misma línea, Medicusmundi ha hecho hincapié en el impacto que tendrá para la prevención de la malaria en África. Según esta entidad, los recortes presupuestarios dejarán sin protección a 53 millones de personas en 14 países africanos y alejarán el objetivo de lograr su erradicación en el año 2030.
Ante estas previsiones, la OMS ha pedido al resto de naciones redoblar los esfuerzos mundiales para acabar con la malaria. "La historia de la malaria nos enseña una dura lección: cuando desviamos nuestra atención, la enfermedad resurge, afectando con mayor intensidad a los más vulnerables. Pero esta misma historia también nos muestra lo que es posible: con un firme compromiso político, una inversión sostenida, acción multisectorial y participación comunitaria, la malaria puede ser derrotada", ha afirmado Tedros Adhanom.
Cabe recordar que, a día de hoy, la malaria sigue causando la muerte de casi 600.000 personas de forma anual, siendo el continente africano el más afectado, con el 95% de la carga de la enfermedad.