Por Luis del Val
11 de agosto de 2023Los seres humanos, como los yogures, tenemos fecha de caducidad. Eso a los yogures les tiene sin cuidado, pero a los seres humanos -únicos seres vivos que tenemos consciencia de ello- nos ha preocupado desde siempre, y nos ha llevado a la Filosofía y a laReligión.
Y hay algunos seres de nuestra especie que quieren saber, al menos aproximadamente, la fecha en la que ya no estarán ni siquiera para recibir visitas, sobre todo personas muy ricas, en las que la expresión “pasar a mejor vida” tiene pocos atractivos, porque ya viven bastante bien.
La empresa estadounidense Altos Labs está financiada por millonarios, en la que trabajan prestigiosos investigadores, dedicados a retrasar el envejecimiento. Uno de ellos, Steve Horvarth, ha hallado una fórmula matemática, aplicable a cualquier mamífero, donde con una sorprendente aproximación se calcula la fecha en la que los órganos del mamífero ya no estarán en condiciones de funcionar. Eso no significa la muerte, que es la edad cronológica, sino el final de la edad biológica.
Confieso que no tengo curiosidad, y más bien aversión, en saber mi fecha de caducidad. Me sentiría como un yogur. Tantos años, a vueltas con la Filosofía, el Cosmos y la Teología, para acabar temblando en un rincón de la nevera. No me parece seductor.
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