Plástico en los testículos

¡Lo que nos faltaba! Se ha descubierto que en las gónadas de los seres humanos hay microplásticos. Antes de que el lector, rápido en reflejos, le eche la culpa a los preservativos, añadamos que también se han encontrado esas sustancias entre los perros, y no hace falta ser veterinario para deducir que los preservativos no son muy usados por los canes, aunque hay amo/as, tan amorosos, que no se descarta que, de la misma manera que ha surgido un próspero negocio de ropa para perros, aparezca el Condon/Can o algo semejante. 

Parece que el culpable no es el preservativo. Es cierto que para su fabricación, en principio se usaron productos naturales como la piel de cordero o el látex procedente de la resina del caucho, pero muy pronto se descubrió que el látex químico, procedente del petróleo era mucho más barato, con lo que llegó el poliuretano a nuestra intimidad. 

Las sustancias encontradas más comunes han sido el pioletileno y el cloruro de polivinilo, llamado PVC. Y no le echemos la culpa a las ventanas, porque el PVC no llega hasta las gónadas por abrir y cerrar las ventanas, sino a través de la alimentación. 

El machismo verbal, cuya referencia principal eran los testículos, se va a ver notablemente afectado, porque presumir de hombría puede llegar a ser tan paradójico como tener más cantidad de plástico en los órganos sexuales masculinos. De tenerlos cuadrados vamos a pasar a tenerlos de poliuretano.  

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