Por Clara Bravo
29 de julio de 2025Siempre se había dicho lo de “no hay mal que por bien, no venga”, pero nunca me imaginé que las molestias femeninas resultaran placenteras para los hombres.
Según una investigación, llevada a cabo en la Universidad de Tokio -como se informa en otro espacio- el olor corporal, que desprenden las hembras durante la ovulación, tranquiliza a los machos e incluso perciben un mayor atractivo femenino. ¡Tiene narices! Y no, no se trata de las famosas feromonas, que todavía están entre la química y la fantasía, sino de otro tipo de partículas, que captan los glomérulos que albergan nuestras fosas nasales.
Pero lo que ya me ha dejado patidifusa, que decía mucho una amiga mía, es que, en ese periodo ovular, el olor de las axilas también es percibida por los hombres como algo grato. O sea, esa pasta que yo me gasto en desodorantes, y esa preocupación porque la sudoración no se perciba en la prenda que cubre las axilas, resulta que sólo sirve para que los hombres que pasen por mi lado ni se sosieguen, ni me perciban con mayor atractivo femenino. Esto me pasa por limpia.
Ya sólo falta que, cualquier día, nos venga un estudio, donde el porcentaje de divorcios sea mucho menor en las que menos se duchan, y no se aplican nunca desodorante. Vamos, que los maridos más fieles serán los que estén emparejados con las más guarras. O las menos limpias. ¡Tiene narices!