Por Medicina Responsable
29 de julio de 2025El olor corporal que desprenden las mujeres durante la fase de ovulación puede influir en cómo se sienten los hombres, según el último estudio de la Universidad de Tokio (Japón) publicado en la revista iCiencia. En concreto, los investigadores nipones han descubierto que ciertos compuestos olfativos presentes en este periodo pueden hacer que los hombres perciban a las mujeres como más atractivas y su olor sea más placentero.
Para demostrarlo, se añadieron estos aromas a muestras de olor de axilas, y los hombres las calificaron como más agradables y los rostros asociados a las muestras, como más atractivos. Además, los aromas también parecieron reducir el estrés. Sin embargo, el equipo de investigadores afirma que este nuevo descubrimiento no confirma la evidencia de feromonas en humanos.
Si bien son un elemento básico de la cultura pop, especialmente en las comedias románticas, las feromonas, compuestos que alteran el comportamiento y que se comparten entre organismos, pueden dar lugar a historias divertidas, pero no se ha demostrado su existencia en humanos. Sin embargo, este nuevo estudio del Departamento de Química Biológica Aplicada y el Centro Internacional de Investigación en Neurointeligencia (WPI-IRCN) de la Universidad de Tokio sí muestra que algo medible e interesante está sucediendo, análogo a la idea de las feromonas.
"Identificamos tres componentes del olor corporal que aumentaron durante los períodos ovulatorios de las mujeres. Cuando los hombres olieron una mezcla de estos compuestos y un olor axilar modelo, las reportaron como menos desagradables, y las imágenes de mujeres que las acompañaban como más atractivas y femeninas", declara el profesor Kazushige Touhara de la Universidad de Tokio.
Además, se observó que estos compuestos relajaban a los sujetos masculinos, en comparación con un grupo de control, e incluso suprimieron el aumento de la cantidad de amilasa (un biomarcador del estrés) en su saliva. Estos resultados sugieren que el olor corporal podría contribuir de alguna manera a la comunicación entre hombres y mujeres.
"Por el momento, no podemos afirmar con certeza que los compuestos que encontramos y que aumentan durante el periodo de ovulación sean feromonas humanas”, matiza Touhara haciendo referencia a la definición de feromona como la “sustancia química específica de la especie que induce ciertas respuestas conductuales o fisiológicas. "A partir de este estudio, no podemos concluir si los olores axilares son específicos de la especie. Nos centramos principalmente en sus efectos conductuales o fisiológicos; en este caso, la reducción del estrés y el cambio en la percepción al ver rostros. Por lo tanto, por el momento podemos afirmar que podrían ser compuestos similares a las feromonas", recalca.
Estudios previos de diferentes grupos ya habían descubierto que el olor corporal femenino cambia a lo largo del ciclo menstrual y que los hombres pueden percibir los cambios en la fase ovulatoria, e incluso los describen como agradables. Sin embargo, la naturaleza específica de estos olores no se había identificado, algo que este último estudio logró. Para ello, Touhara y su equipo utilizaron una técnica de análisis químico llamada cromatografía de gases y espectrometría de masas e identificaron compuestos volátiles que fluctúan a lo largo de las fases del ciclo menstrual.
"La parte más difícil del estudio fue determinar el perfil del olor axilar durante el ciclo menstrual de una mujer. Fue especialmente complicado programar a más de 20 mujeres para asegurar que se recolectaran los olores axilares en momentos clave de sus ciclos menstruales", explica la primera autora, Nozomi Ohgi, estudiante de posgrado en el laboratorio de Touhara en el momento del estudio.
"También tuvimos que entrevistar frecuentemente a cada participante sobre su temperatura corporal y otros indicadores del ciclo menstrual para comprender y dar seguimiento a su estado. Esto requirió mucho tiempo, esfuerzo y atención minuciosa. Completar la recolección dentro del ciclo menstrual llevó más de un mes por participante, lo cual fue una tarea muy laboriosa".
Otro reto al que se enfrentaron los investigadores fue asegurar que las pruebas se realizaran a ciegas, es decir, que los participantes no recibieran ninguna pista sobre lo que olían ni por qué, y que a algunos no se les diera nada como medida de control. De esta manera, se pueden reducir o eliminar los factores psicológicos y las expectativas.
Por el momento, el equipo ya planea explorar más dimensiones de esta investigación, incluyendo ampliar los tipos de personas involucradas para eliminar la posibilidad de que un rasgo genético específico influya en los resultados, realizar un análisis químico más profundo y observar cómo los compuestos ovulatorios podrían afectar las áreas activas del cerebro relacionadas con la emoción y la percepción.