Por Peter BABEL
19 de abril de 2024Los más jóvenes agrupan el tramo de edad que ocupa los porcentajes más altos en Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), pero desde hace diez años el porcentaje de infectados en edad madura ha aumentado un 100%. Teniendo en cuenta que, cada decenio, el número de personas mayores de cincuenta años aumenta de manera considerable en todos los países, habrá que considerar el fenómeno como un peligro y reflexionar sobre ello.
Entre los factores a considerar está el aumento de los divorcios. Una persona casada -hombre o mujer- centra su actividad sexual en su pareja estable. Claro, cuando sobreviene el divorcio se establecen nuevas relaciones y, en la mayoría de ellas, no se sabe si la nueva pareja -y más si es ocasional- es promiscua o no, prudente o no, etcétera, y tampoco es cosa de pedir un certificado médico antes de una relación íntima, porque parecería que estás en una notaría o tramitando una multa en la Dirección General de Tráfico.
Asimismo, en algunos países, como España, la educación sexual de los divorciados maduros no fue muy profunda, y, posiblemente, en el caso de las mujeres, algunas piensen que, neutralizado el peligro de embarazo por tomar anticonceptivos o por la llegada de la menopausia, ancha es Castilla y ya no hay que tomar ninguna precausión.
Todavía los maduros no son los campeones de las ETS, pero si cada diez años doblan el número, pueden alzarse con tan triste triunfo.