Hoy, en España, padecer Covid es alto riesgo

En España, solemos pasar de la gran secada a la gran remojada. En las situaciones extremas sacamos lo mejor de nosotros mismos -y lo peor- como sucedió durante la pandemia. Recordar a esos médicos y sanitarios, envueltos en sacos de basura -por la improvisación de un Gobierno que poseía datos alarmantes cuatro meses antes, y los despreció- o revivir a aquellos farmacéuticos, impotentes por la falta de mascarillas, es una muestra de un comportamiento, no solamente cívico o ejemplar, sino avecindado en la heroicidad. Asimismo, salió esa miseria espiritual que también existe, como aquella comunidad de vecinos que a una enfermera, que se estaba jugando la vida luchando contra la pandemia, le avisaron con carteles que su proximidad era peligrosa. Pero la nota media fue excelente. Y demostró eso de que, en las situaciones extraordinarias, la mayoría de los ciudadanos se porta de manera extraordinaria. 

Lo que no se puede exigir es que estemos siempre todos en pie de zafarrancho heroico. Y lo que sí se puede reclamar es que, quienes tienen la responsabilidad de organizar y velar por el funcionamiento del sistema sanitario, se olviden de prevenir, o pongan palos burocráticos en las ruedas de la eficiencia y la funcionalidad. 

Hoy, en España, padecer Covid-19 supone un alto riesgo. Según en qué comunidad autónoma se viva, más riesgo. ¿Por qué? Porque el ministerio de Sanidad fue previsor y adquirió cientos de miles de  antivirales, pero por misterios explicables no han llegado a las farmacias de 12 comunidades autónomas. Pero en las que sí hay, el proceso es complejo. Eres un adulto que has notado síntomas; como adulto responsable adquieres un test para saber si es Covid-19; te da positivo y vas a la farmacia, y tienen orden de exigir receta médica. ¿Dónde encuentras un médico en agosto, que te atienda enseguida, y no te diga que tienes cita para dentro de 15 días, cuando puedes haber alcanzado la categoría de cadáver? Bueno, siempre está el recurso de ir a urgencias. Pero allí el médico, al que le has informado de que padeces Covid-19, te puede negar la receta, porque no tienes más de 65 años, y eres un jovencito de 63 o de 59 años. En Estados Unidos, que no son tan progresistas y ejemplares como nosotros, no se tiene cuenta la edad, siempre que seas mayor de 21 años. En España padecer COVID-19, si solo tienes 33 años -edad en la que murió Cristo- o eres un jovencito de 61, lo tienes difícil. 

Hay cientos de miles de antivirales que podrían sanar a los positivos en Covid-19, pero el camino es largo y tortuoso. Si no vives en Aragón, Cataluña, Navarra, Andalucía o Cantabria, ya puedes pedir a un familiar que te conduzca a esas comunidades, que son las únicas que tienen el fármaco. Eso sí, como no tengas 65, 70 u 80 años, lo tienes crudo, y, en una comunidad autónoma, que no es la tuya, va a ser difícil que la enfermedad no vaya avanzando mientras tratas de resolver problemas burocráticos. El cuerpo humano es igual en todas partes, pero en España los cuerpos son diferentes según en qué comunidad autónoma se viva. Ya fue un disparate trocear el Sistema de Salud en 17 territorios. Proseguir por ese camino es una catástrofe que puede costar vidas humanas. Y no por culpa de los médicos, de los farmacéuticos, del personal sanitario… o de los enfermos. Eso, ahora. Cuando seamos confederados, igual en algunas autonomías será obligatorio morirse antes. 

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