Por Peter BABEL
1 de agosto de 2025Estas molestias por las listas de espera, cada vez más largas; esa lentitud para saber los resultados de un análisis o una prueba; ese aspecto fantasmal que presentan algunos hospitales durante el mes de agosto, debido a las vacaciones veraniegas; o esa incertidumbre por el retraso de una intervención quirúrgica… no sólo no se aliviarán, sino que se incrementarán.
El motivo no va a estar ni en el personal sanitario, ni en la gerencia, ni en los políticos que gobiernen, sino en el ascenso meteórico de los costos, tanto en instalaciones hospitalarias como en personal, lo mismo que en el aumento de precio y mantenimiento de las tecnologías que en el de los medicamentos.
¿Se trata de un problema de dinero? En efecto, se trata de un problema de dinero. Y, sí, de acuerdo, los problemas de dinero se arreglan con dinero, pero el dinero va a faltar, porque las necesidades del presupuesto sanitario crecen a mayor velocidad que el aumento de los recursos económicos… en todos los países.
Y sí, la salud es lo primero, pero las necesidades del presupuesto sanitario, cada vez mayores, no pueden sustraerse de otras partidas, porque también tienen que cobrar los policías, los profesores, los funcionarios, y deben repararse las carreteras, y mantenerse los puertos, y pagar dignamente a los bomberos, que se juegan la vida, como todos los veranos... sin olvidar que, en Europa, hay una guerra, y si mostramos debilidad con Putin, el frío psicópata es capaz de convertir nuestros hospitales en hospitales de campaña (ya lo ha hecho en Ucrania).
Y aquí es difícil aplicar lo de “mal de muchos, consuelo de tontos”. Porque seremos tontos, pero peor atendidos si caemos enfermos. Es lo único seguro.