Por Juan Abarca, presidente de IDIS
6 de marzo de 2025Casi 1.000 médicos fueron víctimas de una agresión por parte de algún paciente o familiar durante el año pasado. Si nos vamos a las agresiones al personal de enfermería el número se dispara casi a los 3.000 casos.
No hay excusas.
No es una cuestión de que “vivamos en una situación en donde hay una sociedad muy polarizada, o que la violencia es una cosa que esta muy imbricada en nuestra sociedad y que hace falta un comportamiento más respetuoso”. Todo eso, en mi opinión, son mandangas.
Me parece que un profesional que se dedica al servicio a los demás y, por tanto, de primeras no tiene otra opción que atender a su cliente, en este caso paciente, debería de tener una protección especial ante este tipo de comportamientos.
Actualmente sólo los profesionales sanitarios del sector público estan considerados como autoridad pública, lo cual es una agravio contra los profesionales del sector privado que, a priori, tienen la misma obligación de atender -servir - a los pacientes que los primeros, pero en cualquier caso esto de ser considerado autoridad pública no es suficiente.
En mi opinión, esto no va de respeto o de educación si no de protección y por tanto habría que agravar las penas de forma similar a las que se condenan a otros colectivos como puede ser los casos de violencia de género porque, al igual que un paciente esta en una situación de desequilibrio emocional frente a un sanitario, el sanitario esta en una clara situación de desventaja física frente al paciente precisamente porque tiene que tratar de adaptarse a él y “bajar la guardia”. Nadie espera que tu paciente te vaya a agredir físicamente vamos.
Si tú vas al mostrador de una aeropuerto puedes ver un cartelito o anuncio que pone que cualquier simple falta de respeto contra la que atiende el mostrador implica automáticamente que no puedes volar. Así de sencillo. Los profesionales sanitarios, aunque a veces darían ganas (no olvidemos que un 5% de la gente en general es simplemente mala o estupida) eso no podemos hacerlo y no tenemos más remedio que seguir atendiendo a los pacientes en sus circunstancias pero esto no puede servir de excusa o razón para que pueda agredir al profesional como consecuencia de esa atención y no haya consecuencias agravadas por ello. Y eso la sociedad debe de saberlo y conocerlo.
Año tras año estas estadísticas se incrementan a pesar de que se denuncien porque al final todo esto no trasciende y quedan en nada. Es probable que gran parte de ellas puedan ser fruto de la desesperación justificada o no -provocada o no por el propio mal funcionamiento del sistema-, que puedan tener los pacientes y familiares ante una enfermedad, pero la agresión a los sanitarios no puede ser la consecuencia porque entonces se perjudica a muchos más pacientes y el sistema sanitario no esta para perder más profesionales.
Por eso es importante trasladar este mensaje, darle voz y que la sociedad tome consciencia. No puede ir a más