Por Andrea Rivero
24 de octubre de 2022Ingenieros biomédicos de la Universidad de Duke han desarrollado el tratamiento más eficaz hasta el momento contra el cáncer de páncreas. Se trata de la combinación de medicamentos de quimioterapia tradicionales con un nuevo método para irradiar el tumor que, según lo expuesto en el estudio publicado en la revista Nature Biomedical Engineering, ha sido capaz de eliminarlo por completo en el 80% de los casos.
Este nuevo procedimiento se basa en la implantación de yodo-131 radiactivo directamente en el tumor, en lugar de administrar radiación desde una fuente externa como se hace normalmente. El yodo se coloca dentro de un depósito parecido a un gel que protege el tejido sano y que es absorbido una vez que el yodo se desvanece. De momento lo han probado en ratones con diversas mutaciones del cáncer de páncreas y ha demostrado una respuesta muy positiva.
En la actualidad el cáncer de páncreas es muy difícil de tratar debido a que suele desarrollar mutaciones genéticas agresivas muy resistentes a los medicamentos. Habitualmente, el tratamiento utilizado combina quimioterapia, que mantiene a las células cancerosas más vulnerables a la radiación, con un haz de radiación dirigido al tumor. Sin embargo, no es eficaz si no se alcanza cierto nivel de radiación.
Por ello, el equipo de ingenieros decidió implantar yodo radiactivo dentro de una sustancia hecha con polipéptidos similares a la elastina que formaron un gel capaz de evitar que se filtre al cuerpo. Al inyectarlo va emitiendo radiación beta, depositando casi toda en el tumor y evitando el tejido próximo.
De acuerdo con Jeff Schaal, director de investigación en la empresa de biotecnología Cereius, “la radiación beta también mejora la estabilidad del biogel, lo que ayuda a que el depósito dure más y solo se descomponga después de que se agote la radiación".
Los resultados mostraron una tasa de respuesta del 100% y los tumores se redujeron por completo en el 80% de los casos. Además, no hubo efectos secundarios más allá de los causados por la quimioterapia. “Creemos que la radiación constante permite que los medicamentos interactúen con mayor intensidad de lo que permite la terapia de haz externo. Eso nos hace pensar que este enfoque también podría funcionar para muchos tipos de cáncer”, concluye Schaal.