Por Andrea Rivero
2 de diciembre de 2022El 28% de las personas mayores de 65 años con enfermedad crónica viven solas y hasta un 43% de los que se encuentran en esta situación se sienten mal por ello. Esta es una de las conclusiones que se pueden extraer del “Estudio del impacto de la enfermedad crónica en las personas mayores”, que ha presentado la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP). Este documento pretende analizar el impacto de la enfermedad crónica en la población mayor con el fin de identificar el estado de situación de la atención sanitaria y social que reciben, el impacto emocional que genera la enfermedad crónica y proponer ámbitos de mejora.
La presidenta de la POP, Carina Escobar, ha recalcado que se debería realizar “una atención más centrada en las personas, especialmente las más vulnerables; necesitamos procesos asistenciales más proactivos y flexibles que tengan en cuenta situaciones como la soledad, la edad avanzada o la situación socio económica”.
Entre las diversas conclusiones, el estudio destaca que cerca del 30% de las personas mayores enfermas crónicas no recibe ningún tipo de asistencia para sus cuidados. Actividades como salir a la calle, realizar tareas de limpieza, lavar la ropa, planchar y hacer la comida, son las que necesitan hacer con mayor frecuencia y en las que necesitan asistencia.
Por otro lado, las mujeres mayores de 80 años con ingresos y nivel de estudios bajos, con pluripatología y con barreras de comunicación con sus profesionales sanitarios son las que presentan un perfil de mayor vulnerabilidad. Esto se debe, en parte, a que asisten menos a consultas médicas y les resulta muy complicado acceder a recursos sociales. Además, reciben menos ayuda de su entorno familiar y profesional. En relación con esto, el 44% de los encuestados declaran tener algún tipo de dificultad económica para llegar a fin de mes, cuestión que se agrava en los mayores de 80 y en los que tienen un nivel bajo de estudios.
En el estudio también han comprobado que el 61% de las personas mayores que tiene una enfermedad crónica tiene pensamientos y emociones negativas de forma ocasional, mientras que un 28% afirma tenerlos con frecuencia. En consecuencia, el 47% indica que se relaciona menos o mucho menos que antes debido a su salud, lo que empeora su situación. “Es urgente dar respuesta a las necesidades de atención psicológica de las personas mayores, habida cuenta de la abundante necesidad, demanda y sobre todo muy elevada prevalencia del malestar emocional”, añade Carina Escobar.
Tras los resultados del estudio, desde la plataforma de pacientes han definido nueve propuestas que podrían mejorar esta situación:
1. Implementar reformas para garantizar la atención centrada en el paciente, especialmente en las personas mayores.
2. Realizar una atención más bio-psicosocial atendiendo las necesidades de las personas mayores vulnerables.
3. Flexibilizar la atención definiendo un modelo que contemple la atención presencial, telemática y domiciliaria según las necesidades específicas de las personas mayores con enfermedades crónicas.
4. Mejorar el acceso a la información a los pacientes y sus cuidadores sobre los recursos sociales y sociosanitarios.
5. Avanzar en la integración e interoperabilidad entre los sistemas sanitario y social para que las personas mayores cuenten con una historia clínica.
6. Asegurar el derecho a unas condiciones sociales básicas que afectan a la salud de las personas.
7. Dar respuesta a las necesidades de atención psicológica, mediante la universalización de la atención psicológica en el sistema público de salud.
8. Fomentar la formación de profesionales sanitarios y no sanitarios, y del conjunto del ámbito social en comunicación e información para mejorar la relación médico-paciente.
9. Tratar el reto de la equidad y el acceso a los recursos sanitarios y sociales con perspectiva de género.