Por Andrea Rivero
4 de julio de 2022Conocer la noticia de que se está esperando un bebé suele ser motivo de alegría, pero también de nervios y miedo. Miedo a una situación nueva y a sus posibles riesgos como puede ser perder el bebé. Un aborto natural es aquel que se produce antes de la semana 20 de gestación de forma involuntaria. Entre un 10% y un 20% de los embarazos acaban de esta manera y ahora se ha descubierto que este porcentaje es mayor durante los meses de verano.
Investigadores de la Universidad de Boston han realizado un análisis sobre la relación entre la variación estacional y el aborto espontáneo. En la actualidad, se sabe poco de los factores que aumentan el riesgo de sufrir un aborto natural, pero este estudio ha concluido que las temperaturas del verano incrementan la posibilidad de que los embarazos no lleguen a término.
De acuerdo con la doctora Amelia Wesselink, autora principal del estudio, “sabemos que el calor se asocia a un mayor riesgo de otros resultados de la gestación, como el parto prematuro, el bajo peso al nacer y la mortinatalidad, en particular”.
Para realizar este estudio se utilizaron datos de 12.197 mujeres de Estados Unidos y Canadá entre 2013 y 2020, de las cuales 6.104 notificaron quedarse embarazadas en los 12 meses posteriores a la inscripción en el estudio. Se les realizó un cuestionario de seguimiento en el que las mujeres comunicaron la fecha de la pérdida del embarazo y las semanas de gestación en ese momento. Posteriormente, los investigadores realizaron un análisis de regresión periódica para estimar dos aspectos: la temporada en relación al riesgo de sufrir un aborto espontáneo y, por otro lado, la estación de la concepción en relación a una posible pérdida.
Los resultados mostraron que un 20% de las mujeres sufrieron un aborto espontáneo, pero, además, durante los meses de verano, sobre todo en agosto, el riesgo aumentó hasta el 31%. En este caso el estudio se ha centrado en las mujeres del continente americano, por lo que las conclusiones indican que las mujeres que viven en el sur y en el medio oeste, las zonas más calurosas, eran más propensas a experimentar esta pérdida.
Según la doctora Wesselink, “pocos estudios han examinado la asociación entre el calor y el riesgo de aborto espontáneo, por lo que es un tema que justifica una mayor exploración”. Aunque los investigadores desarrollaron una hipótesis en la que asocian el aborto espontáneo a la exposición al calor, es algo que se debe estudiar en mayor profundidad.